Más de cien mil

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

07 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Haber superado la barrera de los cien mil habitantes en el censo oficial del INE no hace otra cosa que subsanar, en parte y solo por méritos propios, una anomalía histórica que Compostela ha arrastrado con resignación durante décadas. Porque es una obviedad que el número de habitantes reales de la capital superó en mucho esa cifra hace tiempo. Subsana una anomalía administrativa por cuanto la ciudad contará a partir de ahora, mientras siga por encima de ese listón, con más recursos económicos para prestar servicios a sus residentes, y aun así estará muy por debajo de lo que realmente debería corresponderle, toda vez que la población flotante sitúa en al menos 125.000 las personas que hacen su vida aquí. ¿Vamos a percibir de inmediato la mayor disponibilidad que el Concello va a tener en las transferencias de otras administraciones? Pues dependerá de la capacidad y la eficiencia de quienes nos gobiernan para gestionar todos los recursos que tiene a su disposición. Ahora mismo, las arcas municipales están abarrotadas con dinero procedente de partidas presupuestarias que es incapaz de ejecutar, principalmente por déficit de gestión, por anquilosamiento de la maquinaria administrativa municipal. Solo hay que remitirse a los datos oficiales para constatar que es la ciudad gallega con el récord de tardanza en el pago a sus proveedores. Con los celebrados 100.842 habitantes oficiales, también elegiremos dos concejales más en el 2027, y esto solo será una ventaja si, precisamente, mejora la gestión del día a día, porque de lo contrario únicamente servirá para encarecer el colapso del Concello y la deplorable lucha partidaria. Al margen de estas cuestiones puramente administrativas, lo verdaderamente trascendente no emana del censo del INE, sino de la calle, de la vida ciudadana, que es lo que hace grande a cualquier localidad. Las hay de 50.000 habitantes con mucha más vida que otras de 250.000, lo que les otorga una gran ventaja para avanzar en servicios y atraer nuevos residentes. Santiago sigue siendo, después de cuatro décadas de capitalidad, una urbe de aluvión, lo que requiere cohesión social y grandes dosis de sentimiento de ciudad, además de empleo y vivienda, pero eso no lo da el INE.