La huelga

Cristóbal Ramírez

SANTIAGO

15 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La huelga de médicos ha trastocado, y mucho, la vida en la comarca. En realidad, en Galicia entera y quizás más en el mundo rural que en el urbano. En las localidades grandes viven personas con cierto poder adquisitivo que, posiblemente, formen parte del núcleo mayoritario que paga y goza de una sanidad privada que en absoluto es mejor que la pública, pero sí presume de agilidad. Sin entrar en las razones o sinrazones de la huelga, la primera consecuencia es que en plenas Navidades se ha formado un tapón de pacientes esperando cita por traslado de la que ya tenían.

Al final algo huele a parche. El problema de fondo radica en cómo se produce el acceso del señor de Vedra o de Ordes a su médico. Y las cifras se muestran inapelables: antes de la pandemia las citas se daban o en un día o en máximo 48 horas en casi todos los centros de salud de la comarca (consideremos Santiago caso aparte). En la actualidad, en enclaves como Sigüeiro no queda otra que esperar hasta dos semanas.

Lo fácil es disparar contra el médico. La fácil también es disparar contra la Consellería: que contraten doctores, como si hubiera recursos infinitos (que ni se les ocurra subirme los impuestos). Y el que queda siempre limpio de polvo y paja es el usuario, que quiere un acceso rápido a la sanidad. Los facultativos de urgencias pueden contar cómo cuando se juega un partido de fútbol de los importantes solo va por allí quien no tiene más remedio, y cuando acaba ese partido suman legión los que cruzan la puerta. No todo ello resulta sencillo de solucionar. Pero en la solución debe entrar la actitud de los usuarios. En países desarrollados lo tienen claro: pagan una pequeña tasa por ser atendidos.