El policía que construyó un circuito en Ames y le puso el nombre de su piloto favorito, su hijo Álex

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

AMES

José Manuel y Álex García en el Circuito de Supercrós Álex de Moure, donde se celebran todos los años pruebas no federadas con la colaboración del Concello de Ames y la Diputación. Además, las instalaciones están abiertas a entrenamientos y son un reclamo para aficionados y profesionales de distintas partes de Galicia.
José Manuel y Álex García en el Circuito de Supercrós Álex de Moure, donde se celebran todos los años pruebas no federadas con la colaboración del Concello de Ames y la Diputación. Además, las instalaciones están abiertas a entrenamientos y son un reclamo para aficionados y profesionales de distintas partes de Galicia. PACO RODRÍGUEZ

Ambos han puesto a la aldea de O Vilar, en Ameixenda, en el mapa del supercrós gallego

16 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Ameixenda, una parroquia con poco más de 300 habitantes del concello de Ames, ocupa un lugar destacado en el mapa del supercrós gallego. Allí construyó un policía local, a 100 metros de su casa (en la aldea de O Vilar), un circuito que lleva el nombre de su motociclista favorito, su hijo. Cuenta José Manuel García Moure que aprovechó un terreno de 19.000 metros cuadrados que heredó de su padre para crear en él una pista de 680 metros con una decena de saltos, rodeada por unas gradas en las que entran unas 300 personas, una cantina, baños y una zona de estacionamiento: «Fixen un debuxo nun papel e logo planteime no lugar e fun facendo, pouco a pouco, os saltos e curvas coa axuda de amigos que teñen empresas do sector da construción e xente de por aquí. Ía probándoos coa miña moto e corrixindo».

Consiguió en octubre del 2014 la licencia. Tardó dos años en conseguirla, «e iso que eu traballo no Concello, pero foi un trámite bastante complexo porque non é unha actividade moi común», matiza. En el Circuito de Supercrós Álex de Moure, dio sus primeros saltos su vástago, Álex García, quien inevitablemente heredó la pasión por las motos de una familia en la que hasta su madre (Paula Camino) es motera —tiene una moto de carretera y, aunque en su día probó una de trial, no llegó a convencerla, aunque la esteticista con salón en Bertamiráns sigue con entrega las carreras de su marido e hijo—.

PACO RODRÍGUEZ

«O rapaz empezou a montar xa con 4 ou 5 anos, nunha de gasolina con rodíns, polo cemento que rodea á casa. Era algo que lle gustaba, aínda que non se centrou tanto no supercrós ata hai un par de anos. De pequeno probou moitas cousas e non se terminaba de inclinar por ningunha en concreto. Fixo judo, xadrez e diferentes tipos de baile...». A sus 14 años, Álex ha conseguido una buena vitrina de trofeos como piloto: en el 2023 fue campeón gallego en minienduro y de campeón gallego de supercrós no federado en la categoría de élite. Compagina este deporte con el fútbol y forma parte de las filas del Villestro. Todo ello, sin descuidar los estudios en el IES Plurilingüe de Ames, con notas que no bajan del notable.

«Ter o circuíto ao lado da casa vale moito, porque ás veces tes unha horiña libre e podes aproveitala nel. É un privilexio para nós», constata José Manuel, quien compró su primer ciclomotor a la edad que tiene ahora Álex —una Puch Condor— con el dinero que ahorró trabajando en una fábrica de molduras. Empezó a competir con 24 y sigue haciéndolo, a sus 54. Él fue ya fue en el 98 campeón júnior en deporte federado a nivel gallego y bronce sénior en enduro a nivel autonómico en el 2000, disciplina en la que llegó a representar a Galicia, y su título más reciente es un tercer puesto en la liga gallega de moto de campo de enduro el año pasado. Por sus manos habrán pasado más de 20 motos, entre los modelos de competición y los de carretera, calcula el fundador del Motoclub Ameixenda (creado allá por el año 2000).

El de O Vilar es, de hecho, el segundo circuito que pone en marcha. El primero vio la luz en Brins (Santiago) en el 2000, en una finca que le cedieron gratuitamente. Allí se celebraron varias carreras del Campeonato Galego de Supercrós y pasaron a las pruebas no federadas en el 2012 por una cuestión económica. «O problema alí era que víñache xente de fóra e metíanche quads que estropeaban a pista. Era incómodo atendelo e mirar por él por non estar tan cerca da casa e, por outra parte, non tiña sentido facer milloras na construcción ou o rego porque tampouco era noso o terreo e non sabíamos canto tempo tiñamos para desfrutar desas inversións», señala Manuel, quien terminó sacando partido a una parcela propia. 

Reconoce que este es un deporte «un poquiño caro e perigoso», quizás por eso «tirá para atrás» y no está tan extendido como otros. De hecho, cualquiera puede entrenar en su circuito de Ameixenda, siempre que pague una cuota diaria para el mantenimiento y tenga un seguro de accidentes o licencia federativa. «É algo necesario incluso para os nenos pequenos, porque é un deporte de risco e, se caen sen telo, non se fai cargo a Seguridade Social», matiza. En su caso, puede presumir de que no sufrió caídas graves: «Levei varios golpes e algún osiño se fracturou. Fóra de competición, partín unha muñeca cando tiña 15 anos indo polo monte, nun camiño. E Álex tivo un esguince nunha carreira e dunha vez rompeu un dedo. O outro día caeu e dislocouse o ombro, pero el mesmo púxoo no sitio. Tivemos bastante sorte ata agora porque é raro se levas moito tempo nisto que non acabes rompendo a clavícula». Para el padre del joven campeón de supercrós, su mayor virtud como deportista es que «ten moita cabeza, é moi prudente e vai ben posicionado na moto». 

Cada año organizan en el circuito de Ameixenda el Gran Premio Concello de Ames de Supercrós, donde compiten motociclistas de distintas partes de Galicia y alguna vez se presenta también algún portugués o de otra comunidad autónoma española. En esta última edición, celebrada el pasado día 9, había un catalán, por ejemplo. Jugando en casa, literalmente, el joven que da nombre a la pista se impuso en la categoría élite de esta prueba no federada de la Galicia League, organizada en colaboración con el Concello de Ames y la Diputación de A Coruña. En categoría femenina la ganadora fue Aroa Castromán, quien subida al podio abogó por que haya más mujeres que practiquen supercrós. En total participaron 51 pilotos repartidos en siete categorías, de los cuales terminaron satisfactoriamente el recorrido 48.