Por un cumpleaños, San Valentín, el Día de la Madre... La Merenguela hace por encargo en Ames estas magdalenas decoradas con mimo
14 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Abrieron sus puertas cuando todos llevábamos el rostro semicubierto por una mascarilla, a finales del 2020, pero ahora ya pueden ver en La Merenguela las sonrisas que se dibujan en las caras de sus clientes. Una muy especial es la que esbozan aquellos que confían en esta pastelería de O Milladoiro (Ames) para sorprender a sus seres queridos, al ver cómo plasman sus mensajes sobre muffins. Por un cumpleaños, un aniversario, San Valentín, el Día de la Madre, del Padre... estas magdalenas decoradas con mimo en el negocio dirigido por Clara Pardo y Rafael Mata se hacen por encargo y se personalizan con todo tipo de motivos.
«Al principio hacíamos magdalenas normales, pero como aquí hay bastante gente con niños nos pedían muffins. Al hacerlo todo nosotros, empezamos ofrecerlas también personalizadas, por encargo: con unicornios, temática Lego, Harry Potter, Spiderman, Minnie... No son rellenos, sino con masa de magdalena clásica o de chocolate. Se decoran con natas de colores y se adornan con plaquitas de chocolate, cortadas a mano con bisturí. Hay mamás que, en vez de comprar una tarta para los cumples cogen magdalenas, una por cada niño. O, si por ejemplo, el cumple es un lunes pero no lo celebran hasta el fin de semana, piden dos o tres muffin para comer ese día y tener un detalle especial», explica la copropietaria de La Merenguela, donde también hacen tartas con el sabor y motivo que cada uno quiera o pastas de té personalizadas.
«El pastel por unidad, en tamaño miniatura, es otro producto que se vende muy bien», dicen desde el establecimiento de Travesía do Porto. Con obrador propio, las estrellas de la casa son «las milhojas de merengue, el roscón, los bizcochos; y, entre las tartas, la de fresas con nata es la que más triunfa», constata Clara. Echando la vista atrás, reconoce que mereció la pena arriesgarse a emprender en plena pandemia: «Empezamos con mucho miedo, pero me sorprendió para bien la acogida».
En la recámara del negocio no paran de cocerse nuevas ideas y, además de hornear a diario sus cruasanes, napolitanas y bollería casera, empiezan también a elaborar algún pan: con pasas y nueces, con semillas... Y, de cara al público, en este local —con una pared serigrafiada con la imagen catedralicia de la torre de la Berenguela— reina el ambiente familiar: «Aquí están mis hijos todos los días y, aunque tenemos una empleada, no nos gusta hacer diferencias entre jefes y trabajadores, porque aquí todos somos parte del mismo equipo».