Manuel Gil Paz: «No creo que viviese sin todo el apoyo que me dio la Cocina Económica de Santiago»
AMES

A su pensión, de 650 euros, este usuario del comedor social compostelano debe restarle 300 para pagar el alquiler de vivienda
21 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La historia de Manuel Gil Paz puede sucederle a cualquiera. Hace 14 años que se separó de su mujer, con la que vivía en Augapesada (Ames). «Me fui con lo puesto y me llevé la moto, que todavía conservo. La primera noche me colé en una sala de urgencias del Hospital Clínico. La segunda, dormí en la estación de autobuses. Y la tercera, mi hermano me llevó a su pensión. Me alojaron a condición de que pagase la habitación cuando cobrase el paro», según explica Gil, que encontró en la Cocina Económica de Santiago su refugio, donde hacemos esta entrevista. Él es habitual del centro de día que tiene la institución creada en 1891 por un grupo de vecinos con el respaldo determinante del Ayuntamiento, que facilitó un local provisional y entregó una donación de cinco mil pesetas (30,05 euros). Hijas de la Caridad es la orden religiosa que la gestiona desde su fundación.
«Aquí me dieron muchísimo apoyo, me subieron la moral. Nazaré, la trabajadora social, fue muy amable y estaba muy pendiente de mí; todavía hoy. La semana pasada me caí en casa y una ambulancia me llevó al hospital, le envié un mensaje y enseguida vino a verme. La verdad es que está muy pendiente de todos. Es muy buena persona», destaca Gil Paz. Ella lo remitió también a Cáritas, que le costeó dos meses de pensión y manutención, y a la Cruz Roja, cuyo gimnasio usa los miércoles y también asiste allí a manualidades. «En la Cocina Económica como de vez en cuando, pero al centro de día vengo a diario. Jugamos a las cartas —sobre todo con Miguel—, vemos la televisión, charlamos… Antes nos llevaban de excursión. Fuimos a ver los tejados y el museo de la Catedral. Nos llevaron a San Andrés de Teixido, Porto do Son, Ribeira… Ahora, por las tardes, hacemos un concurso de palabras y nos divertimos mucho», añade Manuel, todo un ejemplo de buena coordinación entre entidades benéficas. Hoy está «muy feliz» porque viene a buscarlo el menor de sus hijos, que le trae a su nieta de 3 años, para comer juntos. «Seguramente iremos al bar Rodeiro, donde suelen darme comida para llevar a casa», añade este hombre que nació en 1957 y tiene tres hijos y cuatro nietos.
El centro de día es su segundo hogar, o quizá el primero. «Sin todo el apoyo que me dio la Cocina Económica no creo que hoy estuviese vivo. El que habla mal de esta casa es por soberbia, porque mejor no nos pueden tratar. Hoy estoy contento con la vida que llevo en Santiago, aunque echo de menos la aldea; pero, cada vez que voy por allí, enseguida empiezan las discusiones. Y el día que sor Esther se fue yo lloré», señala en referencia a la directora anterior de la institución. Agrega que en el centro de día hay buen ambiente, en general, pero no da confianza a todos, «porque hay quien se aprovecha», advierte.
Manuel, cuando salió del colegio, empezó a trabajar de camarero en el famoso Bar Celta, que estaba en la calle A Senra: «No me gustaba la hostelería, así que me metí en la construcción. Estuve 17 años muy contento en Excavaciones Ovidio. Y los últimos 6 años que trabajé fui jardinero, un oficio que me gustaba mucho. No era tan duro como la construcción». Estuvo varias veces en el paro a lo largo de su vida y pudo jubilarse hace 4 años. A raíz de la separación, después de 37 años casado, se fue de la casa familiar. Hoy tiene 650 euros de pensión y, a los que hay que restar 300 que paga mensualmente por el alquiler de una pequeña vivienda pequeña en la calle Betanzos. «Hay que estirar mucho», concluye.
Mesa de diálogo. «Facer visible a pobreza e a exclusión social en Santiago» es el enunciado de la mesa de diálogo que organiza la Asociación Cultural Casino de Santiago este jueves, día 24, a las 19 horas. Participarán Eva González, jefa de Servicios Sociales del Concello; Carlos Juiz, director de Cáritas Interparroquial; Leonor Silva, coordinadora comarcal de Cruz Roja; y Sor Clara Gallego, directora de la Cocina Económica. La mesa es una actividad previa al acto de entrega del IV Premio Lorca, Guerra da Cal, Blanco Amor ao Diálogo e á Concordia, que se entregará en otro acto, el 29 de abril, a Alfonso Gómez, exalcalde de Ginebra gallego y Adela Cortina, catedrática de Ética.