Riamonte, los viejos molinos mejor conservados de Ames

CRISTÓBAL RAMÍREZ

AMES

CRISTOBAL RAMÏREZ

21 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Los viejos molinos tienen su encanto, se encuentren en mal estado o en excelente estado. En este último grupo es de justicia incluir a los de Riamonte, ayuntamiento de Ames, que además se construyeron no solo al lado de una corriente de agua como resulta necesario y obvio, sino de una corriente que se merece el calificativo de preciosa, que no corre sino que se precipita monte de San Marcos abajo.

Los molinos se construyeron al lado de donde hoy se deja el coche. O para ser sinceros, uno sí (rehabilitado a principios de este siglo) pero el resto podría decirse que no sin temor a equivocarse mucho. Así que no queda otro remedio, por suerte, que poner un pie delante del otro un rato por un camino cargado de historia y con los cruces bien señalizados. El paseo incluye ascender por unos escalones de madera y llegar a una pista ancha (ahí, a la derecha), para plantarse ante el segundo molino cuando se lleva media hora escasa en las piernas. El conjunto lo conforma una decena de edificios tradicionales en medio de un bosque de ribera fantástico. Visitar los molinos también se convierte en una lección de biología, porque fueron colocados varios paneles centrados en la fauna y flora. Y así el recién llegado se entera de que por el aire vuelan las lavandeiras reales y los picapeixes, y que va a estar acompañado por los bidueiros, freixos, ameneiros y carballos, mientras la ra patilonga vive a sus anchas en los límites del agua.

Un panel entero está dedicado a los a veces tan denostados como siempre imprescindibles insectos. Más difícil es distinguir una algalia, introducida por los árabes como animal de compañía y que tiene una gran habilidad para trepar por los aires; a distancia suele confundirse con un gato. Si es de noche y hay suerte igual se cruza un esquivo lirón careto, un pequeño roedor que inverna.

Y quien quiera seguir, el itinerario hasta la cima del San Marcos está señalizado. El premio: ver las ruinas de la ermita que en su día se levantó allí mismo (y que en tiempos pasado debió de ser de difícil acceso) y una panorámica sin igual.

CÓMO LLEGAR

Carretera a Noia, desvío a la diestra en la rotonda de Roxos. Justo antes del colegio que se alza a los tres kilómetros, a la derecha a la aldea de Vilar, donde hay espacio para aparcar varios coches.

COORDENADAS

42º54?27?N -8º38?51?W