Descubriendo el arte que se ha hecho vecino de Ponte Carreira

Cristóbal Ramírez SANTIAGO

FRADES

CRISTÓBAL RAMÍREZ

En el recorrido destacan la iglesia de Santa Mariña de Gafoi y la de San Pedro de Aiazo, así como el área recreativa de Os Pasos

12 oct 2024 . Actualizado a las 05:05 h.

Ponte Carreira, en la carretera que va desde Santiago a Curtis, es un lugar que está en la mente de todos los buenos pescadores que en tiempos pasados hicieron de esa localidad de Frades su campamento base para luego practicar su afición.

Ponte Carreira se estira a ambos lados de la carretera vieja (ahora el tráfico pasa por las afueras), agradable, con un parque grande que acoge un espacio para los pequeños y unas instalaciones biosaludables. Además, tiene varios cafés y bares. Lo dicho: un buen campamento base para emprender una excursión en coche que es recomendable abandonar en algunos puntos con el fin de estirar mucho o poco las piernas.

Hay que partir rumbo a Ordes por una carretera excelente. Pero ya a los pocos cientos de metros algo llama la atención: el ventanuco de la iglesia de Santa Mariña de Gafoi, edificio inmaculado que queda a la izquierda, contrasta con lo que aparece ante los ojos. No es habitual en los templos rurales gallegos. Así que la curiosidad anima a ver la fachada para quedar sorprendido por las cuatro columnas acodilladas con otros tantos y magníficos capiteles con motivos vegetales, cabezas de animales (¿monos?) y al menos un monstruo. Esos arcos que parten de los capiteles son las arquivoltas, y todo el conjunto data del románico, quizás de la segunda mitad del siglo XII.

Iglesia de Santa Mariña de Gafoi
Iglesia de Santa Mariña de Gafoi CRISTÓBAL RAMÍREZ

Los andarines aparcan el coche ahí, porque muy poco después de dejar la iglesia atrás, así como un cruceiro de gran varal al otro lado del asfalto, antes de la gran curva arranca una pista descendente a la izquierda que rápidamente ofrece hierba bajo los pies. Eligiendo siempre ir lo más cerca del río Tambre, que aquí forma un minúsculo y muy grato valle, tras dos kilómetros y medio largos el caminante se encontrará ante la iglesia de San Pedro de Aiazo.

Ese es el primer punto de encuentro para quienes han preferido el coche, que habrán dejado atrás Fonsá y su bonito conjunto de viviendas nuevas, el primero que se halla tras desviarse de la carretera, admirar todo un escenario de bosques y fijarse en un hórreo de madera levantado en 1938, con su cruz arriba; lástima del cemento en su parte inferior, porque el ejemplar de malo no tiene nada.

El entorno de San Pedro de Aiazo muestra un palco de música a años luz de una estética aceptable, un cruceiro blanco y el templo, con el cementerio en la parte baja, ante una auténtica pared con castaños.

La fachada de la iglesia es de piedra vista, con sillares de granito en los esquinales, en el ventanuco y en la puerta. Resalta la imagen de San Pedro, sosteniendo su tradicional llave para abrir las puertas del cielo. Más bonita la cruz antefija (la que está encima del tejado) que el nuevo campanario. El entorno, bien cuidado.

Justo después de la iglesia arranca la pista al área recreativa Os Pasos, con porterías, ejemplares arbóreos altísimos, un parque infantil y un puente que a algunos les gustará y a otros no. El río que corre bajo él es, por supuesto, el Tambre. Y una advertencia: los menores no pueden ir a ese puente si no es con compañía adulta, no hay protección lateral alguna, y el río, aunque ha perdido su ímpetu primaveral, lleva fuerza, y más estos días.

Es posible continuar andando un kilómetro más, dejando la pista deportiva a la izquierda, pero se acaba de nuevo en la carretera. Solo merece la pena si hay más ganas de caminar.