La cifra de positivos asociados a la localidad no deja aún de crecer
30 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.La referencia numérica del titular no es literal, sino un decir, una hipérbole expresiva para poner el acento sobre el impacto que tuvo en Melide la evolución del coronavirus desde que el pasado día 17 se hicieron públicos siete casos, inicialmente localizados en sendos brotes. Dos semanas después, y cuando empiezan ya a registrarse las primeras altas, la cifra de positivos asociados a la localidad no deja aún de crecer. El último informe de la gerencia del área sanitaria de Santiago y Barbanza sitúa en 77 el balance total de casos; 44 con cartilla en el centro médico melidense.
Esos números, detrás de los que se encuentran pacientes -en su mayoría asintomáticos- a seguimiento médico domiciliario, cambiaron radicalmente la fotografía habitual hasta este verano de la capital comarcal en la segunda quincena de agosto. Sergio García Mato da en el clavo cuando responde a qué supone para el restaurante familiar en el que trabaja el haber tenido que bajar temporalmente la persiana por el positivo de un trabajador; en este caso, diagnosticado de coronavirus en el cribado que el Sergas realizó en Melide a más de 800 jóvenes entre 18 y 30 años para controlar la expansión del virus. «Non estaba sendo o agosto de anos anteriores porque non houbo festas de San Roque, pero era o mes no que máis iamos traballar», cuenta este hostelero melidense, que subraya, al hilo, la importante contribución a la economía local de los emigrantes, y descendientes, que retornan en verano y convierten Melide en destino vacacional. Las estimaciones oficiales señalan que llegan a triplicar la población, cifrada en cerca de 8.000 habitantes.
Aunque el caso detectado en el restaurante Sony -como se llama el negocio de la familia de Sergio García- no generó nuevos positivos, sus gerentes echaron el cierre de manera inmediata al establecimiento y los trabajadores que estaban en activo están de baja, aislados en sus domicilios. Tras una rigurosa cuarentena «por responsabilidade cos clientes e co resto dos traballadores», afirma el hostelero, el próximo 4 de septiembre, tanto el restaurante como la pensión familiares comenzarán de nuevo a recibir clientela. Alrededor de una docena de negocios de Melide cerraron temporalmente sus puertas por la cuarentena impuesta tanto el dar positivo en coronavirus, como el ser un contacto estrecho de un caso activo. En su mayoría, son locales de hostelería, pero también hay comercios y establecimientos de servicios. Incluso hay negocios en los que optaron por un cierre voluntario y preventivo. Es el caso de un local de hostelería con tres décadas de trayectoria a sus espaldas. «La experiencia de tratar de hacer la cosas bien, unida a esta crisis sanitaria que tenemos que afrontar con responsabilidad», indica su gerente, mantienen bajada la persiana del local, que reabrirá tras adaptar al nuevo escenario un estricto protocolo de seguridad que, en la desescalada, le valió al establecimiento una «brutal respuesta» de la clientela.
Sin iglesia y sin mercado
La evolución de la pandemia en Melide no solo provocó un goteo de interrupciones en negocios. Días atrás, carteles en las puertas de acceso a la iglesia de la localidad informaban de su cierre temporal, tras detectarse un positivo vinculado a la parroquia. El templo permanece cerrado más allá de las dos jornadas inicialmente previstas, lo que obligó a reorganizar la agenda de actos religiosos. Además, la localidad despedirá agosto sin la feria grande del último domingo de mes. El cierre del mercado fue decisión de los gobernantes locales, que no cedieron a las peticiones sindicales y políticas de revocar la medida por las pérdidas que ocasionará al sector agroganadero.