Y Kiko la lio en Padrón

PADRÓN

16 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Decía Óscar Wilde que lo importante es que hablen de uno, aunque sea mal. Por eso, el Concello de Padrón debería hacer de necesidad virtud, aprovechar el privilegio de ser la tierra de Rosalía y de Don Camilo y añadir el tirón de la tontería que tanto se estila últimamente.

En pleno cambio de gobierno, de debates sobre posados frente a la Moncloa y con la locura de la precampaña para las elecciones autonómicas, va y se nos cuela en Padrón el hijo de la tonadillera que perdió el rumbo por un amor equivocado y por la peor de las pasiones: el dinero, que como decía mi abuela, es la cosa más peligrosa del mundo porque suele endemoniar a quien lo posee.

Demasiado interés despierta la vida, que no obra y milagros, de quien se pasa de frenada una noche cualquiera. Y, sobre todo, demasiado caso recibe. Con el tiempo, y salvando las distancias en lo que a antecedentes delictivos se refiere, quizá al hijo de la tonadillera la pase como a Laureano Oubiña, que pone un puesto en el mercadillo de Padrón y su género pasa de lo más desapercibido porque su gracejo no llega a la altura de quien anuncia género a voz en grito y a muy buen precio.

Tengo la intuición de que tardaremos en verlo, entre otras cosas por un recuerdo que no me quito de encima. Hace años, en plena conversación en la Feira do San Martiño sobre un caballo al que ni la vida ni el dueño le habían sonreído, el dueño salió con la gracia de comparar las preguntas y el contexto con las aventuras televisivas de la reina del pueblo cuyo nombre no pienso reproducir. Lo peor llegó cuando el mal susurrador de caballos puso precio a sus exclusiva. Y aquí lo dejo...