«Pulpería Rial está contenta cos traballadores migrantes e eles co emprego, pero falta vivenda»

PADRÓN

El popular local de Padrón empleó a dos jóvenes de Mali y ahora les busca piso para cuando tengan que dejar el centro de acogida
25 may 2025 . Actualizado a las 21:12 h.Las personas migrantes que a mediados de diciembre llegaron al centro de acogida de Padrón están incorporadas, o lo están haciendo, al mercado laboral, en grandes, medianas y pequeñas empresas de la capital del Sar y su entorno. Dos de ellas, Sekou Coulibaly, de 23 años, y Maustapha Diakite, de 19, trabajan desde hace dos meses en la Pulpería Rial de Padrón.
El jefe de cocina del popular establecimiento, Adrián Angueira, sobrino de los fundadores de la pulpería, solo tiene buenas palabras para los trabajadores migrantes. «Todos estamos moi contentos con eles», asegura. Los jóvenes, originarios de Mali, están empleados en la cocina. Empezaron lavando platos, pero ahora ya realizan otras tareas de apoyo en la cocina. «Son mozos, aplicados, respectuosos, máquinas de traballar e chegan os primeiros», resume el jefe de cocina. Son puntuales, y eso que la mayor parte de las veces van a pie al trabajo desde el centro de acogida de Cruces, desde donde les lleva una hora o algo más, cuenta Maustapha.
Él habla más español que su compatriota, pero ambos se declaran contentos con el trabajo y con su estancia en Padrón. Con palabras sueltas explican que, en su país, eran agricultores y que cultivaban maíz, arroz, cacahuetes o cebollas. Allí dejaron a sus familias, padres y hermanos, aunque no tienen hijos. Ambos son el ejemplo de que en Padrón es más fácil encontrar empleo que vivienda, de modo que, en su caso, la pulpería está con la búsqueda activa de una para ellos, porque el 15 de junio deberán abandonar el centro de acogida debido a los ingresos que obtienen por el trabajo a tiempo completo.
Según explican desde el local de hostelería, las dos personas migrantes entraron a trabajar con un contrato de 25 horas semanales, el límite para no llegar al umbral de ingresos que les obliga a abandonar el centro de acogida.
No obstante, pidieron trabajar las 40 horas semanales y por eso ahora tienen que buscar una vivienda. «Na rúa non van quedar», asegura Adrián Angueira, en alusión a que, si en último caso no aparece nada, tratarán de buscarles un lugar temporal en los propios hogares.
«A empresa está moi contenta con eles e eles co traballo, e o único que lles impide poder ter unha vida plena é o acceso á vivenda. É inxusto que teñan que abandonar o centro de acollida cando so teñen cobrada unha nómina de xornada completa. Deberían agardar a que tiveran algo de aforros para que puideran optar a unha vivenda», asegura el jefe de cocina de Rial, quien cree que esta parte del sistema de acogida no está adaptada a la realidad de lo que está pasando en muchos lugares con la falta de vivienda, como Padrón.
Por ello, hace un llamamiento a que si alguien sabe de alguna que pueda ser alquilada, que lo comunique. Entretanto, Sekou y Maustapha se dedican a trabajar y a conocer algo del entorno de Padrón, lugares próximos como Santiago. El segundo cuenta, además, que sigue aprendiendo español con las películas que ve en el teléfono móvil y que le gustaría aprender gallego porque mucha gente lo habla, dice en su español más que meritorio para los ocho meses que lleva en España.
Pocas palabras les bastan para relatar que llegaron a España por mar, que en su país hay conflictos y que ambos se conocieron en Galicia, un lugar en el que llueve mucho pero no hace tanto calor como en Mali, explican.
El jefe de cocina de la pulpería —que volvió a Galicia en diciembre tras diez años en Londres, donde trabajó como chef ejecutivo de un grupo español de restaurantes—, saca el tema del fútbol, deporte que les encanta. Por cierto, ahora también les gusta el pulpo. Pero, al principio, no.