Ensanchados

Tamara Montero
Tamara Montero CUATRO VERDADES

SANTIAGO CIUDAD

21 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Apenas tiene historia. Es la hija de un desarrollismo brutal. Pero allí se tejen y se destejen miles de historias. Tampoco tiene grandes monumentos. Nadie camina cientos de kilómetros para maravillarse con sus calles, que ahora parecen estar en permanente reforma. A los edificios le han dado altura y a las calles les faltan un par de metros de eslora. No está lleno de patios ocultos. Ni de huertas maravillosas. Las terrazas se ponen sobre el asfalto. Que arde en verano. Donde se refugia la parroquia. Allí no hay grandes excursiones. Tampoco guías que pintan con tres trazos gruesos varios siglos de historia. Ni siquiera es patrimonio. Han ido cerrando nombres históricos. Y el gran colegio de la zona hoy es un solar donde ya no se juega a la pelota. Le dicen fea. Y bueno, puede que lo sea. Los edificios son cada uno de su padre y de su madre. A muchos les hace falta una buena reforma. Ir en coche roza la pesadilla. Hasta hay embotellamientos en las aceras. Nos hemos quedado ensaladilla del Royal. El indio del Lucky hace mucho tiempo que abandonó la reserva. Hasta Liberty se llama ahora La Facultad. Y ha desaparecido la fuente, la del láser que nunca disparó, en la plaza Roxa. Y sin embargo, la vida estalla en cada baldosa. Allí se refugian los compostelanos cuando llega el verano y la vida en el casco histórico se vuelve demasiado tumultuosa. Todavía nos quedan las patatas y las aceitunas del café DJ. El Galeón sigue sacando unas cuantas hamburguesas. Y han regresado, para nuestra alegría, los cines Compostela. Le dicen fea. Y puede que lo sea. Pero que no nos la quiten. Que nos gusta ir ensanchados. Que la queremos. Nuestra zona nueva.