El hombre que asfixió a su sobrino de tres años en Santiago sigue en prisión a la espera del informe psiquiátrico

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

Unas mujeres colocan flores en el ultramarinos que la familia Cepeda regenta en la plaza de Cervantes
Unas mujeres colocan flores en el ultramarinos que la familia Cepeda regenta en la plaza de Cervantes CEDIDA

El dictamen forense debe decidir si Santiago Cepeda fue consciente de sus actos o si sufrió un brote psicótico, como sostiene su defensa

10 abr 2021 . Actualizado a las 00:31 h.

El 27 de octubre del 2020, Santiago Cepeda Quintela ingresó en la prisión de Teixeiro por asfixiar hasta la muerte a su sobrino de tres años en Santiago. El trágico suceso se había producido más de un mes antes, el 21 de septiembre, pero su estado mental no permitió hasta entonces que declarase ante la jueza compostelana en la que recayó el caso, Ana López-Suevos. La magistrada, pese a la posibilidad de que el autor de los hechos fuese inimputable por haber sufrido un brote psicótico, decidió enviarle a la cárcel a la espera de conocer el dictamen de los psiquiatras forenses. Tras más de cuatro meses, ese informe que debe elaborar el Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) aún no está terminado, lo que impide que el presunto asesino pueda ser excarcelado por razones de salud, como reclaman sus padres y su defensa, que dirige el abogado Evaristo Nogueira.

La tesis del brote psicótico es la que más cuadra con lo que se conoce sobre los hechos que acontecieron aquella tarde en la casa de los abuelos del niño, en la que jugaba junto a sus dos hermanas. En esa vivienda, situada en el número 17 de la calle Loureiros, estaba viviendo Santiago Cepeda tras sufrir una recaída de sus dolencias psíquicas, que arrastra desde que muy joven le diagnosticaron un tumor cerebral que le ha obligado a pasar hasta tres veces por el quirófano. Desde entonces, ha sufrido depresiones y la última le hizo regresar a Galicia desde Almería, donde trabajaba como profesor.

Sin embargo, la evaluación inicial que hizo el forense que atendió a Cepeda Quintela concluyó que no había motivos para pensar que no fuese consciente de sus actos cuando asfixió al niño, por lo que la jueza decidió enviarle a prisión provisional, comunicada y sin fianza. Una decisión que solo podría revocarse si el informe psiquiátrico definitivo sí observa indicios de un posible brote psicótico.

Por el Juzgado de Instrucción número 1 de Santiago han pasado ya todos los testigos que son importantes para el caso. Entre ellos, la abuela de la víctima, que es a su vez madre del sospechoso, y que era la que estaba en la vivienda cuando sucedió el terrible suceso. También el padre del niño, que fue el que llegó a la casa justo en ese momento y se encontró con su cuñado y su hijo muerto. Ambos afirmaron que la relación del presunto asesino con sus sobrinos era muy buena y que estaba muy unido a ellos, por lo que no parece existir un móvil del crimen alternativo al del brote psicótico.

Buena relación familiar

Tampoco hay constancia de una mala relación de Santiago Cepeda con su hermana, la madre del niño fallecido, que por el momento no se ha personado como acusación particular en este caso. Los padres del sospechoso, además, son los que se están haciendo cargo de la defensa de su hijo, un elemento más que evidencia las buenas relaciones de una familia que es muy conocido y querida en la ciudad y con la que se han volcado los compostelanos tras los trágicos acontecimientos con muestras de cariño como colocar flores en la verja del ultramarinos que regentan en la plaza de Cervantes.

En su declaración ante la jueza, el imputado también destacó las buenas relaciones que existían en su familia y el cariño que les tenía a sus sobrinos y dijo que no recordaba nada de lo sucedido aquel trágico 21 de septiembre del 2020. Su estado mental, completamente ido, impresionó incluso a algunos de los agentes de policía que acudieron aquella noche a la casa de los Cepeda tras conocerse lo que había sucedido.

El recluso sigue en la enfermería pero ya sin protocolo antisuicidio

Han pasado ya 133 días desde que Santiago Cepeda entró en prisión por haber asfixiado a su sobrino de solo tres años. Su delicado e inestable estado mental hizo que la mayor parte de este tiempo lo haya pasado bajo el protocolo antisuicidio y con la vigilancia permanente de un preso sombra. Unas precauciones que se levantaron recientemente, aunque la dirección del penal de Teixeiro ha considerado oportuno que siga viviendo en la enfermería por un tiempo y que no se incorpore todavía a los módulos normales.

En prisión, Cepeda Quintela está bajo tratamiento médico pero estable y pasa el tiempo jugando al ajedrez, una de sus aficiones junto a la lectura. Lógicamente, se encuentra muy afectado por lo sucedido y a la espera del informe psiquiátrico que deberá determinar si sigue en la cárcel y se celebra un juicio o si se abre la puerta a considerar que el terrible crimen fue consecuencia de los efectos que el tumor y las tres operaciones quirúrgicas han tenido en su cerebro. Eso es lo que creen sus allegados, que vieron como justo antes del suceso su salud empeoraba.