Los de Bugallo ganan el primer asalto frente a los «rosonistas» en Santiago

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

De izquierda a derecha, Gonzalo Muíños, Mercedes Rosón y Xosé Sánchez Bugallo
De izquierda a derecha, Gonzalo Muíños, Mercedes Rosón y Xosé Sánchez Bugallo Sandra Alonso

La designación de Gonzalo Muíños como portavoz municipal augura que el PSdeG nunca entrará en el gobierno con el BNG

22 jun 2023 . Actualizado a las 04:30 h.

Los socialistas compostelanos llevan muchos años divididos entre los llamados bugallistas, los que apoyaban a Xosé Sánchez Bugallo, y los rosonistas, los que querían un cambio de liderazgo entorno a la figura de la que fue número dos de la lista del PSdeG en las pasadas elecciones municipales, Mercedes Rosón. Perdida la alcaldía de Santiago y con el ya exregidor anhelando un escaño en el Senado, el primer asalto de esa soterrada y por momentos encarnizada lucha entre ambas facciones ha tenido un claro ganador: el grupo de Bugallo, que ha logrado que el nuevo portavoz municipal sea uno de los suyos: Gonzalo Muíños.

La batalla era desigual, porque el sector mayoritario en la agrupación local es el que apoyó hasta ahora a Bugallo y el que quería a Muíños como cara visible de un partido que tiene como misión más importante para los próximos cuatro años resetearse, volver a conectar con la calle e intentar que la ciudadanía los vuelva a ver como la alternativa al PP en la ciudad. Pero es que además los bugallistas —a los que habrá ahora que renombrar ante la marcha a Madrid de su líder— son los que están en total sintonía con la dirección nacional de los socialistas gallegos, que han tutelado de cerca la designación de la gestora local y el nombramiento de portavoz municipal sabedores de que el futuro del PSdeG compostelano está en el aire.

Muíños tiene muy claras aptitudes para ejercer como portavoz. Para empezar, fue concejal en la oposición y estos últimos cuatro años en el gobierno, por lo que sabe desempeñarse en ambos roles. Además, aunque claramente bugallista, su buen talante le ha mantenido apartado de enfrentamientos viscerales con la otra corriente interna, lo que facilitará el entendimiento. Es, además, el mejor conectado de los socialistas con el mundo real. Ese que se levanta todos los días de buena mañana, que trabaja fuera de oasis laborales como la Xunta o la Universidade y que toma café de pie en la barra o trajina un menú del día calibrando precios para no salirse del presupuesto.

El nuevo portavoz será el eslabón del PSdeG que perdió la alcaldía el 28-M y el que aspirará a estar en condiciones de recuperarla dentro de cuatro años. Un puente sobre aguas turbulentas al que, además de fidelidad indiscutible con las siglas, y Muíños la tiene, se le exige memoria. Y es que entre los socialistas compostelanos están frescas las heridas y sangrantes las llagas por el bloqueo que sufrieron en el último mandato. Sobre todo de su mitad hacia el final, cuando BNG y Compostela Aberta torpedearon con tino su acción de gobierno.

Así que si algo puede ya darse por seguro es que, con Gonzalo Muíños al mando, los socialistas no entrarán nunca en el bipartito que ya conforman nacionalistas y rupturistas. Mercedes Rosón y su grupo, entre los que figura Gumersindo Guinarte, sí eran partidarios de formar un tripartito encabezado por el BNG y la exconcejala de Urbanismo incluso dijo en la toma de posesión de Goretti Sanmartín que era algo que no podía descartarse. Sin embargo, si bien es cierto que en la vida no hay nada seguro salvo la muerte, ese posible pacto tiene hoy por hoy nulas posibilidades de convertirse en realidad.

Es más, casi podría decirse que nunca estuvo realmente sobre la mesa, porque ni el BNG ni Compostela Aberta quisieron formar parte del ejecutivo local de Bugallo y dejaron al PSdeG en minoría estos últimos cuatro años. Los socialistas aplican esa misma lógica sabedores que el éxito de un gobierno casi siempre lo rentabiliza el alcalde, alcaldesa en este caso. Pasó en Pontevedra y lo que más preocupa a los del puño y la rosa es que Sanmartín se convierta en la nueva Lores.