El consumo de crac combinado con la heroína hace aún más agresivos a los toxicómanos que merodean a diario el narcopiso del entorno del Clínico

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

En una imagen tomada el viernes de esta semana, acumulación de jeringuillas en el paso inferior de la avenida Mestre Mateo
En una imagen tomada el viernes de esta semana, acumulación de jeringuillas en el paso inferior de la avenida Mestre Mateo PACO RODRÍGUEZ

El Banco do Pobre es uno de los pocos puntos de trapicheo de Santiago que suministra esta sustancia, que está entre las más adictivas y destructivas

16 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El narcopiso del Banco do Pobre lleva más de treinta años activo. Lo controla un clan familiar y está considerado como el único supermercado de la droga de Santiago, porque vende a todas horas y todos los días. De él sale la mayor parte de la heroína que se consume en la ciudad, por lo que los toxicómanos que lo frecuentan son en su gran mayoría heroinómanos. Y, por tanto, agresivos cuando están desesperados por el mono. De ahí que intimiden a los vecinos cuando les piden dinero o protagonicen múltiples robos en vehículos y comercios. Pero en los últimos años un nuevo elemento ha entrado en la ecuación de muerte y marginación que rige el día a día en este rincón de la ciudad situado al pie del Hospital Clínico: el consumo por muchos de estos yonquis de crac. Es decir, de cocaína base, una droga con enorme potencial adictivo, casi desde la primera ingesta, y que es además muy destructiva. Literalmente, enloquece al que la toma y hace que recurra sin dudarlo a la violencia.

El crac se vende en piedras y se fuma en pipa o en papel de aluminio, inhalando el humo a través de un tubito, de la misma forma que se fuman los denominados chinos de heroína. Los pequeños cristales, al calentarse, crepitan, de ahí que se le haya dado este nombre onomatopéyico. En ocasiones, los drogodependientes pueden fabricar ellos mismos esta sustancia, pero para ello necesitan cocaína en su presentación habitual, en polvo, pero que sea de gran pureza, ya que tendrán que calentarla mezclándola con amoníaco o bicarbonato sódico y agua.

Ese alto nivel de pureza es difícil de encontrar, ya que la coca que se suele incautar ronda entre el 30 y el 50 %. Sin embargo, sí se vende en el narcopiso del Banco do Pobre, de ahí que la gran mayoría de los consumidores de esta sustancia de la ciudad acudan a este punto de venta.

Esta es la situación que están sufriendo los vecinos de los barrios que están en el entorno del Clínico: A Choupana y Santa Marta. Todos los días, decenas de toxicómanos bajan hasta el hospital. Por el camino, cometen robos al descuido, sobre todo en vehículos cuyos dueños se dejan las puertas abiertas bien por olvido o bien porque han bajado solo un momento pata dejar a sus hijos en el colegio o la guardería o para hacer una compra rápida. Los drogodependientes también piden dinero a todo aquel que se encuentran en su camino. El famoso «¿tiene algo para un bocadillo?» que puede desembocar en agresiva insistencia cuando reciben una negativa. Y como la heroína, y aún más el crac, tienen esta capacidad para volver violentos a los que la consumen, las situaciones que infunden temor a los viandantes son cada vez más frecuentes en los últimos años.

Además, entre lo que más preocupa a los vecinos es la falta de limpieza y que las jeringuillas usadas se acumulen en zonas verdes y hasta parques infantiles. Temen que, como ya ha pasado en dos ocasiones, sus hijos se pinchen y puedan contraer alguna enfermedad infecciosa.

«Hablan de populismo, pero solo se mueven ahora que protestamos»

La mayor afluencia de toxicómanos porque el consumo de drogas se ha incrementado no solo en Santiago, sino en toda España, y su mayor agresividad por la aparición de una sustancia tan destructiva como el crac, que toman simultáneamente a la heroína, ha hecho que los vecinos del entorno del Clínico digan basta y que a su reivindicación se hayan sumado el resto de barrios. Para el lunes a las 20.30 horas está convocada una asamblea en el centro sociocultural de Santa Marta en la que está previsto que se cree una plataforma de afectados que ya habla de manifestaciones y recogida de firmas.

Entre los vecinos no ha gustado que desde el gobierno local se hable de no usar el populismo a la hora de enfocar este problema, un término que la alcaldesa, Goretti Sanmartín (BNG), ha utilizado para criticar al portavoz del PP, Borja Verea. «Hablan de populismo, pero la verdad es que solo se mueven ahora porque protestamos», señala un afectado. «Ahora hasta hablan de subir de categoría la comisaría, así que se demuestra que la movilización tiene efecto», añade.

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 BNG: Sanmartín anunció un plan con un «enfoque integral»

Ante las protestas de los vecinos de Santa Marta y A Choupana por el narcopiso del Banco do Pobre y la presencia permanente en sus barrios de toxicómanos, tanto la alcaldesa, Goretti Sanmartín (BNG), como el edil con competencias en seguridad ciudadana, Xan Duro (Compostela Aberta), hablaron de analizar el problema con un «enfoque integral», también desde su aspecto social y no solo desde la vía policial. La regidora ha anunciado un plan específico.

PP: Como los vecinos, Verea exige desmantelar el narcopiso

El portavoz del PP en Santiago, Borja Vera, se ha alineado con la exigencia que hacen los vecinos afectados y ha exigido el desmantelamiento inmediato del narcopiso del Banco do Pobre, porque entiende que solo así se solucionará el problema que ahora se vive en el entorno del Clínico. También ha reivindicado más cámaras de seguridad en la ciudad y que pasen a grabar imágenes, algo que ahora no hacen, y una mejor iluminación para evitar robos.

PSdeG-PSOE: Solicitan a la alcaldesa una junta local de seguridad

Gonzalo Muíños, portavoz del PSdeG-PSOE en el Concello, ha pedido a la alcaldesa que «mova ficha» y que «non se instale no mantra de Santiago é unha cidade segura» para abordar el problema del trapicheo de droga. Además, ha solicitado a Goretti Sanmartín que convoque una reunión extraordinaria de la junta local de seguridad para analizar la situación que padecen en A Choupana y Santa Marta.