Paradela, entre Teo y Brión, presume de un minúsculo puente convertido en un tesoro de granito

Cristóbal ramírez

TEO

Cristóbal Ramírez

La estructura, con una veintena de piedras, está rodeada de un espacio bien cuidado

31 ago 2025 . Actualizado a las 04:55 h.

Es romano. Faltaría más, porque en Galicia todos los puentes antiguos, construidos de granito bien trabajado o no, son romanos. O al menos eso dice la tradición, aunque la historia se empeña en desmentirla, y lo cierto es que ambas pueden convivir siempre y cuando la primera no se tome al pie de la letra científica. Así que para mucha gente el puente de Paradela (en algún caso aparece citado como Ponte dos Mouros o de Francos) data del tiempo de las legiones, y como más o menos por ahí pasaba una vía romana secundaria (la famosa y nunca exactamente identificada en su diseño Per Loca Maritima), ya hay otro argumento.

Pero resulta que la historia se muestra implacable siempre, y también en el caso de esta obra que salva el precioso río Tinto (o Angueira, por la aldea cercana) y une las riberas de Teo y Brión. Una obra, por otra parte, simplísima: queda en pie un arco que semeja que se va a venir abajo en cualquier momento, y ciertamente alguna vez lo hará, por lo cual resulta recomendable no transitar por encima de él. No por el riesgo de poner a prueba la ley de la gravedad con esas piedras y darse un inesperado chapuzón, que también, sino por respeto al trabajo de los antepasados que vivieron en el siglo XVI o XVII, que es de cuando data. Así que, lamentándolo, no formó parte del ahora llamado Camino Portugués a Santiago, como afirman algunos: en esa época las peregrinaciones eran algo si no excepcional, sí muy escaso, su época dorada había quedado atrás.

La primera duda es si desde el principio fue así, tal y como se ve, para facilitar el paso de ciudadanos de a pie o guiando un animal (nunca formó parte de una vía de comunicación relevante para carros y mercancías en general), o bien permanece tan solo una parte. Las teorías al respecto van y vienen, pero en lo que existe rotundo consenso es en que quienes llevaron adelante esa construcción no solo eran buenos artesanos sino también unos auténticos artistas.

En la actualidad el puente ha recibido muchos mimos, y todo su entorno ha sido cuidado. Se creó allí una pequeña área de descanso, con originales asientos, y en paralelo al moderno puente se colocó un paso peatonal que se ha convertido en un mirador de ese arco solitario de buen material, y llamará la atención también el caneiro, que provoca el salto nunca silencioso de las aguas.

En las cercanías, una ruta de senderismo corta pero bella (Ponte Paradela-Cruceiro de Francos) con numerosos carballos que conviven con eucaliptos de gran altura, y, además, quienes entiendan de musgos se encontrarán en un pequeño paraíso. El resumen es que este puente de Paradela, formado por veinte piedras, es un encanto de la comarca compostelana. Aunque de romano no tenga nada.

Cómo ir

Carretera N-550 rumbo a Padrón. En la cuarta rotonda después de la que marca el final de O Milladoiro, a la derecha, a Rúa de Francos, carballeira que se deja a la derecha para ir por una pista estrecha y recorrer medio kilómetro.