La familia de Vedra que convierte los alambres de sus vides en luz por Navidad: «Nunca pensé que esto se haría tan popular»
VEDRA
Josefina, Luis y su familia están detrás de esta curiosa decoración que no pasa desapercibida en Ribadulla
09 dic 2025 . Actualizado a las 09:16 h.Cuando el sol se pone, se enciende la Navidad en muchos rincones del mundo. Y en Vedra, tierra de tradición vitivinícola, una familia ha encontrado una forma muy especial de iluminar su jardín. Al acabar la vendimia en septiembre, con los alambres que sostienen sus vides, comienzan a diseñar y fabricar las figuras que por estas fechas llaman la atención de propios y extraños en Santa Cruz de Ribadulla. Desde la antigua carretera entre Ourense y Santiago (la N-525), pasadas las gasolineras, se divisa a mano izquierda —en dirección a la capital gallega— la vistosa decoración que cada año montan Josefina Campaña y Luis Barco en el exterior de su casa, en Torre de Abaixo.
Esta palilleira nacida en Camariñas se encarga de hacer los diseños y pone su creatividad al servicio del montaje. Y el repartidor vedrés, que es hijo único y lleva toda la vida ayudando a sus padres en la poda y producción de vino, conoce bien el arte de atar las vides, guiar y sujetar los sarmientos al sistema de alambres o espalderas. Uniendo así la artesanía y oficios tradicionales dan vida a un montaje en el que no falta el pesebre, los Reyes Magos, un trineo tirado por renos, muñecos de nieve, ángeles, copos, la estrella polar...
«Las primeras piezas fueron unas campanas y unas bolas de Navidad, hará unos cuatro años, cuando yo me vine a vivir a Ribadulla. El año pasado teníamos ya como unos 10 o 12 mil leds... ¡una locura! Y hemos incorporado nuevas figuras: los camellos, una noria...», cuenta ella.
Han convertido el momento del encendido en todo un acontecimiento, en el que reparten chocolate con churros (este domingo se consumieron cerca de 18 litros) y hay hasta un pequeño espectáculo pirotécnico con fuegos artificiales. «Vamos a lo alto de la finca, donde hemos puesto un banco, y es el sitio con mejores vistas de la Navidad para ver desde allí el encendido», añade Jose, quien explica que hay gente conduce durante 40 o 50 minutos para ver su iluminación navideña. «Nunca pensé que esto tendría tanto recorrido y se haría tan popular», dice. Se siente especialmente satisfecha de que sea algo hecho por ellos, de forma artesanal, reciclando elementos que tienen a su alcance: «Sin gastar demasiado puedes hacer una Navidad bonita ya no solo para ti, sino también para los demás. Nosotros no fumamos, no bebemos ni nos vamos de juerga cada semana. No tenemos vicios en los que nos dejamos nuestro dinero, más que este. Y compensa cualquier esfuerzo ver las caras de esos niños o personas mayores cuando ven nuestra iluminación».
Este año, cuenta la palilleira, ha sido aún más especial si cabe el encendido porque «hacía tres años que mi hija Carlota, que vive en Suiza, no podía estar con nosotros. Esta vez sí pudo compartir este momento junto con mi yerno, Juan, y su otra hermana, Natalia. Y para mí la Navidad es precisamente eso. Nos enseña que la vida es muy corta y debemos juntarnos al menos una vez al año para compartir momentos especiales».