ABAU: cuestión de competencias
SELECTIVIDAD
Condicionada por el calendario político, la ABAU 2025 llega tarde y menos novedosa de lo previsto. Algunos políticos aprovechan para utilizarla como un bumerán contra el adversario. A menudo confunden competencia con competición, ojean un ránking de notas medias o de porcentaje de sobresalientes en la selectividad de las comunidades autónomas y hablan de competitividad entre ellas, sin tener en cuenta las exiguas desviaciones de la muestra y sin profundizar en los contextos socioeconómicos. En el plano académico, la nueva prueba trae pocas pero significativas innovaciones. Va a ser más competencial que memorística. En cierta medida y en ciertas materias, en Galicia ya lo era.
Según la RAE, estas competencias tienen que ver con la aptitud o pericia para analizar y resolver casuísticas e hipótesis. El esperado examen de madurez sobre materias vinculadas (Historia de España, Filosofía, Lengua castellana, Lengua gallega y Lengua extranjera) fue descartado, más que nada por las dificultades de evaluación. Coordinados por la CIUG y la consellería, equipos de profesores e inspectores trabajan ya en los exámenes por competencias de cada materia, en las que se exigirá creatividad y reflexión al responder a enunciados que se plantearán sobre contextos reales o virtuales del alumno, limitando las preguntas tipo test y las abiertas de contenidos memorísticos. Se reducirá la opcionalidad que presentaban los exámenes de la pandemia; habrá que contestar a todas las preguntas, aunque dentro de las mismas podrá haber apartados optativos. Se exigirá mayor dominio de la gramática, el léxico y la ortografía.
Las competencias de Educación están transferidas a la Xunta; así que, según la RAE, son competencias que corresponden al ámbito legal de las atribuciones de las autoridades administrativas gallegas, en términos de jurisdicción y responsabilidad. Sin embargo, sobre selectividad, el ministerio legisla, la Xunta desarrolla y las universidades aplican. Todos son partidarios de estandarizar los modelos de examen y los criterios de corrección. Aun así, hay responsables políticos que, al margen de competencias e incumbencias, por estrategia partidista, insisten en una prueba única en toda España, argumentando que existe un distrito único para el acceso universitario. Con idéntico razonamiento, siendo que cualquier estudiante europeo que reúna los requisitos puede acceder al mismo, cabría demandar una prueba única diseñada, por ejemplo, en Bruselas. Es cuestión de competencias.