La lección de Aberfan

Beatriz Pallas ENCADENADOS

PLATA O PLOMO

Netflix

20 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

De todos los episodios de The Crown, el dedicado al pueblo galés de Aberfan en su tercera temporada es uno de los que permanecen particulamente anclados en la memoria. En él se plantean de forma elocuente reflexiones muy vigentes después de la tragedia de Valencia. El capítulo recrea la catástrofe ocurrida en 1966 en un pequeño pueblo minero sepultado por la avalancha de una escombrera tras unas lluvias sin precedentes. Cuando el mundo se derrumba cada uno reacciona como puede. El primer ministro ve venir a la primera que, pese a las 144 víctimas, niños en su mayoría, la peor batalla será política. La junta del carbón desvía culpas de un terreno en mal estado. Los habitantes lamentan una tragedia anunciada. E Isabel II comete el error que más le pesaría en su largo reinado, una lección para monarquías del futuro: refugiarse en su palacio y no dar una pronta respuesta de consuelo. En parte, refleja el guion, lo hace por una cuestión razonable: «Una de las cosas que he aprendido de ser soberana es que paralizas cualquier situación que visitas. Lo que menos necesitan los servicios de rescate es que la reina aparezca por allí». Pero, debajo de esa justificación, está la gelidez de la corona y la impermeabilidad a las emociones. Cuando, varios días después, visita el pueblo, el rostro de Olivia Colman apenas se inmuta: «No derramé ni una lágrima y nadie lo notó».