![](https://img.lavdg.com/sc/BM2P9QwRlvvEJicMY8FcIRANuyE=/480x/2025/01/26/00121737904921966138139/Foto/j_20250126_162003000.jpg)
Seguramente sea otra de esas contradicciones que salpican la existencia humana, pero Urgencias ha sido durante años un refugio confortable cuando la vida se vuelve complicada. Allí, en el County General, llegaba un estudiante de medicina pijo pero bienintencionado que atendió pacientes hasta el último momento. El doctor Carter, ese que apoyaba la cabeza en su fonendo en la mítica sintonía, ha vuelto. No se llama igual, ni el hospital es el mismo. Ni siquiera está ya en Chicago. Allí no hay ni Greene, ni Benton, ni Weaver y, afortunadamente, no está tampoco Doug Ross. El color verde del trauma ha cambiado a un blanco nuclear, aunque la sala de espera sigue abarrotada. Y no hay tanto dramatismo en las intervenciones, al menos de momento. Sí hay estudiantes de medicina que creen saberlo todo, adjuntos cuyo ego les precede y mucha jerga médica.
No será el County General de Chicago ni está la enfermera Hathaway, pero el Pittsburgh Trauma Medical Center es lo más cercano a la suerte de poder regresar, muchos años después, a un universo que sigue acompañando a generaciones de telespectadores huérfanos de buenos dramas médicos. Ha pasado mucho tiempo y se le nota en la cara y aunque The Pitt sean 15 episodios, uno por cada hora de su turno, ha vuelto. Por fin, el doctor Carter está de regreso.