La creación de nuevos santuarios genera una fuerte división en la comisión internacional de cetáceos La asamblea anual que celebra durante esta semana la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en Londres, pasa por ser una de las más polémicas de los últimos años. Mientras que países como Australia, Nueva Zelanda, el Reino Unido o España llegan a la cumbre con el objetivo de mantener la prohibición de la caza comercial de la ballena, otros países como Japón, Noruega e Islandia quieren que se ponga fin a la moratoria impuesta en 1986. Para ello el Gobierno de Tokio está dispuesto a todo, hasta el soborno.
23 jul 2001 . Actualizado a las 07:00 h.El interés de Japón en que se levante la prohibición es tan enorme que Tokio ha sobornado a varios de los países miembros más pobres de la CBI, entre ellos seis caribeños, Guinea e Islas Salomón, para que voten por el fin de la prohibición. Ésta es la acusación de Greenpeace que el viceministro japonés de pesca, Maseyuku Komatsu, reconoció a la televisión australiana. «Japón necesita utilizar diplomacia y ayudas financieras a otros países para lograr sus propósitos, ya que no tenemos fuerza militar para influir a otros países», indicó Komatsu, quien agregó que no veía nada malo en sobornar a otros países para lograr su voto en la reunión de esta semana de CBI. Horas más tarde, un comunicado del ministerio japonés de pesca rechazaba que se hubieran utilizado sobornos. Tokio llega a Londres para pedir la aprobación del Esquema de Gestión Revisado (RMS), un sistema de explotación controlada de la caza de las ballenas, lo que para los grupos ecologistas no es más que un pretexto para regresar a la pesca comercial incontrolada del cetáceo. Japón opina que la prohibición impuesta en 1986 ha aumentado el número de ejemplares de algunas especies de ballenas como la minke, las cucarachas del mar, por lo que se hace necesario su caza para mantener el equilibrio en el mar. Estudios científicos Los japoneses colocan como evidencia los resultados de una investigación realizada por Seiji Oshumi, director del instituto para la Investigación de Cetáceos en Japón. Según el científico «las ballenas no están en peligro de extinción por lo que es posible la captura de algunas especies». Noruega no está sujeto a la prohibición. Ese país caza 500 ejemplares de tipo minke al año, mientras que Islandia planea reanudar la caza el próximo año. Tanto Japón como Islandia y Noruega también se opondrán a la creación de nuevos santuarios para la protección de las ballenas en el Pacífico y en el Atlántico sur.