Mark Spitz, uno de los mejores nadadores de la historia, consiguió siete medallas de oro en los juegos Olímpicos de Munich y batió otros tantos récords del mundo. Viéndolo en la piscina, nadie podría imaginar que este hombre-pez era asmático desde pequeño. Muchas personas afectadas han llegado a ser grandes deportistas, lo que tira por tierra la teoría de que el asma y las alergias son incompatibles con toda actividad física. O si no, que se lo digan al tenista Álex Corretja, al ciclista Miguel Indurain o a la medalla de oro de vela Teresa Zabel. En contra de lo que piensan muchas personas, los médicos señalan que la actividad física es beneficiosa para mantener a raya los síntomas del asma. Toda actividad, siempre que no suponga un esfuerzo excesivo, sirve para fortalecer los bronquios y los músculos del tórax, con lo que, como señala Antonio Parra, médico adjunto del Departamento de Alergología del hospital Juan Canalejo de A Coruña, «se puede aprovechar mejor la capacidad pulmonar de cada persona». La natación es uno de los deportes más recomendables, pero no el buceo, insisten los médicos. En todo caso, los asmáticos deben tener siempre a mano su medicación, para evitar sorpresas, y en los casos más extremos deberán aplicarse antes su tratamiento. La Asociación Gallega de Asmáticos y Alérgicos organiza cada verano campamentos para educar al paciente a convivir con su enfermedad sin sentirse incapacitado. En ellos, los niños aprenden a manejar la medicación y a hacer deporte sin sufrir problemas.