Los 3.250 millones de euros que necesita el sistema de localización europeo es el principal obstáculo para su desarrollo La Comisión Europea está decidida a lanzar el ambicioso proyecto de localización por satélite, conocido como Galileo, pese a las insistentes recelos planteados por Estados Unidos, que cree que la señal del sistema europeo puede interferir en las operaciones militares que se desarrollan con el GPS norteamericano. Galileo es una constelación de 30 satélites, valorada en 3.250 millones de euros (540.754,50 millones de pesetas), que se revela esencial para la navegación y para impulsar la tecnología UMTS de telefonía. Pero países como Reino Unido y Alemania se oponen a desarrollar el proyecto, debido a su alto coste y para no enfadar a Washington.
19 dic 2001 . Actualizado a las 06:00 h.DOMINGOS SAMPEDRO BRUSELAS. Corresponsal Galileo ha nacido con el objetivo de romper la dependencia europea del GPS, el sistema de localización por satélite desarrollado por Estados Unidos. De ahí que a nadie extrañe en Bruselas el constante torpedeo de Washington a la puesta en marcha de esta tecnología. En vísperas de la Consejo Europeo de Laeken, donde los Quince debían decidir el pasado fin de semana si proseguían con su ambiciosa iniciativa o, en cambio, tiraban a la basura los 182 millones de euros (30.282,25 millones de pesetas) ya invertidos en la fase de estudio, el departamento de Defensa de EE UU envió una carta a todos los países europeos de la OTAN para advertirles que la señal de Galileo podría interferir las operaciones militares guiadas por GPS. Pese a las presiones estadounidenses, los Quince decidieron en Laeken impulsar su propia constelación de satélites apelando a su importancia estratégica, pero incidiendo a la vez en que es preciso implicar en el mismo al capital privado. Inversión cuantiosa Porque si algo echa para atrás a los socios comunitarios es la cuantiosa inversión que necesita Galileo, unos 3.250 millones de euros (540.754,50 millones de pesetas), un tercio de los cuales (1.100 millones) deberían ser desembolsados en el desarrollo inicial del proyecto, antes del 2005. Países como Reino Unido, Holanda, Austria, Dinamarca, Suecia y Alemania son los más reticentes a asumir el desarrollo de la nueva tecnología espacial debido a su alto coste. Otros como Francia, Italia, Bélgica y España, en cambio, sí están por la labor de impedir que muera. Tanto es así que las empresas españolas AENA, CASA, GMV, Hispasat, Indra Espacio y Sener incluso decidieron entrar en la compañía Galileo Sistemas y Servicios como una apuesta fuerte para acortar distancias con EE UU.