He aquí la prueba gráfica de la velocidad del presidente del Gobierno, ésa de la que alardeó sin pudor delante del mismísimo George Bush. No sé exactamente cuál fue la media en kilómetros/ hora que alcanzó ayer durante su entrenamiento con los participantes latinoamericanos de la Ruta Quetzal, pero, a juzgar por la cara de concentración, debió superar a la velocidad del sonido. Presidente enamorado Hablando de presidentes, ¿recuerdan a Ricardo Maduro, el primer mandatario de Honduras, que hace unas semanas abandonó su puesto de trabajo sin decir adonde iba para pasar unos días en Italia con su novia sevillana Aguas Santas Ocaña? Pues la pareja ha decidido casarse a finales de este año. La declaración no fue lo más romántico del mundo. Fue en medio de una conferencia transoceánica entre Honduras e Italia, donde reside la novia, cuando Maduro le dijo: «Aguas, es que te estoy pidiendo que te cases conmigo», a lo cual ella respondió con un feliz sí. Un declaración de cine Dirán que soy un poco soñadora, pero para declaraciones románticas yo me quedo con la del novio de Patricia Arquette, actriz y ex mujer de Nicolas Cage. El otro día fue con su media naranja a uno de esos cines de Los Ángeles en los que ponen películas antiguas, concretamente a una sesión de Chaplin. Allí estaba la chica con sus palomitas y muriéndose de risa cuando, de pronto, quien aparece en la pantalla es ¡su novio! Y luego ponen uno de esos carteles negros con los diálogos del cine mudo en el que se puede leer: «Patricia, ¿quieres casarte conmigo?». Si necesitan que les cuente lo que respondió ella, vayan al final de la noticia anterior. El que espera, desespera Los daneses se muerden las uñas esperando el anuncio del compromiso entre el príncipe heredero Federico y la abogada australiana Mary Donaldson. Las especulaciones se dispararon después de que ambos acudiesen a una boda y un bautizo del círculo de amistades del príncipe. A los daneses les parece significativo que ellos no hicieran nada por evitar las cámaras. Y a mí que todo esto me recuerda tanto al caso de otro príncipe que también estuvo a un paso del altar y que hoy todavía busca a su princesa. Así que mejor que se tranquilicen los daneses, pues a veces el que espera desespera. Los casados viven más Si el príncipe necesita una buena razón para el matrimonio, que tome nota de un estudio realizado por la universidad británica de Warwick. Dice el informe que los hombres casados beben menos alcohol que los solteros, tienen menor riesgo de morir por patologías derivadas del estrés, viven unos tres años más y ganan más. Estas diferencias se deben a una vida más sana y a que vivir en pareja reduce los niveles de estrés porque el otro «comparte sus preocupaciones». Un eufemismo de los profesores británicos para decir que a los casados se lo dan todo hecho, la ropa limpia y la comida en la mesa en el tiempo que ellos se relajan con una sesión de sofá y tele, al más puro estilo Homer Simpson. Así cualquiera se desestresa.