Londres, lento antes y ahora

Alba Díaz-Pachín alba.diaz@lavoz.es

SOCIEDAD

17 feb 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

Aunque en esta fotografía no lo parezca, el alcalde de Londres está harto de la lentitud, los atascos y la congestión automovilística. Ken Livingstone -suponen bien, es el alcalde- ha decidido cortar por lo sano y cobra por entrar en coche en la ciudad. Y lo suyo tiene mérito, no crean, porque a pesar de su madurez acaba de aprender a conducir (es un padre reciente y necesita el coche para carretar al retoño) y ya se sabe que cuando uno empieza a conducir le encanta hacerlo, ¿o no? Bueno, el caso es que él ayer dio ejemplo y se puso a andar, eso sí, seguido de cerca por un vecino ataviado como un caracol, lo que le daba este extrañísimo -y graciosísimo, no me digan- aspecto. No sabemos qué quiere el acompañante, si está a favor de la medida (los coches, cuando circulaban todos, iban a 14 kilómetros por hora) o en contra porque a pie se siente lento con ganas. Seguro que no pensó que caracol es el peor de los insultos. Camilla no se decide Bromas aparte, en Londres hay más noticias. Como que el dueño de Hello! (no se crean, es Sánchez Junco , de nuestro españolísimo Hola! ) Pide disculpas a Michael Douglas y su mujer Catherine Zeta-Jones por haberles birlado la exclusiva de la boda y sacar de tapadillo fotos de la misma. Qué hermoso, pero a buenas horas... Otra noticia londinense: que Camilla Parker Bowles es la que no quiere casarse con el príncipe Carlos . Según el nada amarillista The Times , el heredero está reuniendo todo el coraje que puede para hablar con su madre y pedirle el consentimiento para la boda. Pero además de convencer a la soberana, tendrán que hacer lo propio con la novia porque ella cree que así están mejor, más tranquilos. Lo que ha cambiado la vida... ella es la plebeya rechaza al príncipe azulísimo. Romántica Siena Se ve que a Camilla no le puede el romanticismo (recuerden ustedes el tono de sus charlas íntimas con Carlos) y por eso habría que recomendarle una visita a Siena. No es que la ciudad toscana necesite de ninguna excusa para ser visitada -sus puertas, callejones, su catedral y su singular plaza del Ayuntamiento merecen un viaje ex profeso- pero ya puestos... ahora la Universidad local ha decidido ofrecer un curso a través del cual se enseñará a los participantes a amar y a transmitir los propios sentimientos, por considerar que se trata de una asignatura pendiente para muchas personas. Yo, como ustedes bien saben, no necesito ir. Si tal, me ofrezco para darles clases.