Vivimos en el siglo del descreimiento y eso nos va a llevar a mal puerto. No hay mitos, no hay misterios, no hay magia. Por no haber, no hay ni monstruo del lago Ness . No es que yo creyese que lo había, pero hasta ahora ninguna teoría en contra del monstruo al que le dedicaban canciones infantiles tenía peso suficiente como para negarlo. Hasta ahora. Porque Neil Clark , paleontólogo del Hunterial Museum de la Universidad de Glasgow (Escocia), en el último número de un boletín científico titulado Open University Geological Society Journal dice que de bicho marino nada, que sólo eran elefantes de un circo cercano que se bañaban en el río. Según Clark, que ha dedicado dos años a investigar la leyenda tejida en torno al famoso monstruo, en 1933, el año en que se vio por primera vez en tiempos modernos a Nessie , como se conoce al monstruo, un empresario circense ofreció 20.000 libras de entonces a quien lograse capturar a ese animal para su circo londinense. «Mis investigaciones indican que se trata de elefantes de circos itinerantes. Camino de Inverness, donde actuaban, los circos hacían una pausa en el lago Ness para permitir el descanso de los animales», explica el paleontólogo. «Cuando los elefantes se bañaban en el lago, sólo resultarían visibles la trompa y dos jorobas, la primera de las cuales correspondía en realidad a la parte superior de la cabeza del animal», agregó el científico, según el cual esos paquidermos son grandes nadadores. Ayer un matrimonio de jubilados, el belga Fons Oerlemans y la holandesa Margarita Kee Arens, iniciaron en Santa Cruz de Tenerife una original travesía que concluirá en mayo del próximo año en Nueva York. La nave, en forma de botella, será estandarte de la oenegé Humane Connection, que lucha contra la pobreza infantil en el mundo. El matrimonio quiere entregar en Nueva York al secretario general de la ONU, Kofi Annan , las numerosas cartas de niños del Tercer Mundo con las que viajan. El barco hará su siguiente escala en Cabo Verde y de allí partirá a Senegal, Brasil, Surinam, Antillas y diversas islas del Caribe. Y mientras Fons y Kee luchan para que los niños del mundo sean niños, Victorya Langford ya se puede despedir de su infancia. Es la niña de la foto y con sus doce años y poco cuerpo ha ganado un premio de una marca de champús en Atlanta, donde se situaba la acción de Lo que el viento se llevó . La duquesa y los jornaleros Ellos la criticaron al recibir honores en Andalucía y ella, la duquesa de Alba, los llamó yer «delincuentes» y «locos». Ahora ellos la demandan por injurias. La lucha de clases llega a los programas rosas.