Reportaje | Crece la conciencia ecológica Aumentan las administraciones regionales o locales que crean su propio sistema para reducir las emisiones de gases, en claro desafío al presidente Bush, reticente a cualquier recorte
04 nov 2006 . Actualizado a las 06:00 h.Transcurridos 34 años de la creación de Greenpeace, y a 12 meses de que el documental Una verdad inconveniente viera la luz, el alcalde de la ciudad estadounidense de Seattle, Grez Nickels, decidió comenzar a reducir los gases contaminantes de su municipio. Su iniciativa, en contra de la política general de su país, que años antes había abandonado el Protocolo de Kioto, supuso una afrenta a la Administración Bush, y sirvió como inspiración para la puesta en marcha de la Asociación de Alcaldes contra el Cambio Climático. Hoy, 320 municipios se han sumado a esta rebelión, verde entre cuyos principales paladines se encuentra el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger. El hombre que se dio a conocer por papeles como Terminator libra desde hace tiempo una guerra con su propio partido en materia medioambiental. La última escaramuza entre ambos bandos ha tenido lugar recientemente, cuando el gobernador escribía una carta abierta a su presidente en la que lamentaba «la ausencia de una política federal coherente contra el efecto invernadero». Schwarzenegger, quien se erigía como héroe de los ecologistas tras firmar una legislación en la que, por primera vez en la historia, se obliga a las empresas a recortar sus emisiones de CO2, no ha sido el único en plantar cara a la Administración. Al menos otros diez estados, entre ellos Nueva York, se han comprometido a reducir sus emisiones antes del 2009 a través de un sistema de intercambio de créditos que permita a las empresas reconvertirse gradualmente. Posturas encontradas Aunque la medida ha sido bien recibida por gigantes como General Electric o Wall Mart, para quienes el mercado verde podría resultar igual o más lucrativo que el convencional, otros como Chrysler o General Motors han mostrado su rechazo a la idea, al igual que el Instituto de Medio Ambiente del país, que no desea hacerse responsable de la medición de emisiones. El Tribunal Supremo del país deberá dictaminar. Fuera del campo de la política, la moda de lo eco hace meses que llena portadas en EE.??UU. Desde las revolucionarias oficinas de energía sostenible, cuyo máximo ejemplo es la torre del banco de América, capaz de utilizar la luz solar para hacer crecer sus propios alimentos, hasta las celebridades concienciadas: Julia Roberts, George Clooney y Brad Pitt son sólo algunas de las que cambiarán la alfombra roja por los campos de etanol, el nuevo combustible para sustituir al petróleo. Las últimas encuestas apuntan a que más de un 77% de los estadounidenses están preocupados por lo que pasa en su planeta. Una sensibilización que ha encontrado su hueco en el mercado. Lavanderías ecológicas, coches de bajo consumo o complejos urbanísticos eco friendly están ahora al alcance de cualquier ciudadano, sea ecologista o no. Tampoco la publicidad, sobre todo de automóviles, ha escapado a una moda verde que, según los expertos, tiene más que ver con el ansia de limpiar las carteras de los clientes que con el aire que respiramos.