La boda fortificada de Cruise

María Signo ROMA | CORRESPONSAL

SOCIEDAD

ETTORE FERRARI | ALBERTO PIZZOLI

El enlace del actor con Katie Holmes en un castillo italiano estuvo rodeado de impresionantes medidas de seguridad y de una enorme expectación mediática

18 nov 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

A falta de verdaderos reyes, los romanos, y los italianos en general, han sufrido durante varios días el asalto de la prensa mundial con motivo del matrimonio en Italia de Tom Cruise y Katie Holmes. Los que más se han beneficiado de la llamada boda del año han sido los habitantes del pequeño pueblo de Bracciano, a unos 30 kilómetros de Roma, que han visto sus calles y plazas tomadas por asalto por cientos de periodistas de todo el mundo y fans deseosos de ver al actor americano. Hasta 2.500 euros se pedían por una ventana con vistas al castillo e incluso el mismísimo ayuntamiento llegó a cobrar mil euros a los cámaras de televisión. El castillo Odescalchi, que domina la localidad, se blindó con un ejercito de 200 guardaespaldas, policía urbana y tiradores de élite del cuerpo de carabineros, a fin de asegurar la exclusiva a la pareja quien, además, había solicitado la prohibición de vuelos sobre el castillo. Al serle denegada esta petición, varias agencias y televisiones alquilaron helicópteros que sobrevolaron el pueblo todo el día. ?La novia llegó temprano, a las 14.30 horas, acompañada por su hija Suri. A través de los cristales oscuros de automóvil solo se pudo ver que llevaba a la niña envuelta en una toquilla blanca. El vestido de Armani ya le esperaba dentro y sólo cuando se acercó a una ventana del castillo los fotógrafos pudieron tomar una imagen suya. El novio se hizo esperar y apareció a las 16.15 horas, también oculto tras unas gafas negras y los oscuros cristales del coche. Ni las impresionantes medidas de seguridad ni la lluvia impidieron que muchos esperasen todo el día a a las puertas del castillo. A quien sí se pudo ver fue a Victoria Beckham (David tuvo que regresar a Madrid), Will Smith y a su mujer, a Jim Carrey con su novia, así como a una escotadísima Brooke Shields vestida de rojo. Entre las últimas en llegar estuvo Jennifer López con su marido Mark Antony, cubierta con una impresionante estola de piel. La ceremonia se celebró según el rito de la secta de la Cienciología, a la que pertenece Tom Cruise y, aunque se conocen pocos detalles, parece que tuvo lugar en la sala de armas del castillo. Tras la ceremonia tuvo lugar la cena con un menú italiano preparado por un conocido cocinero romano y amenizada con las arias de Andrea Bocelli. Como colofón, fuegos artificiales sobre el lago para todos, para los 250 invitados a la boda y también para los fans y los habitantes de Bracciano. La boda incluye un contrato por el que durante el primer año poner los cuernos costará al infractor cinco millones de dólares.