La transgresión clausuró Cibeles

Vanessa Monteiro

SOCIEDAD

Tres jóvenes creadoras gallegas desfilaron ayer entre los nuevos valores del diseño español en la pasarela El Ego

20 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

En el último día de la Cibeles Madrid Fashion Week, El Ego, la plataforma para lanzar a nuevos diseñadores, se apoderó de la pasarela para traer propuestas con un aire fresco y atrevido. Entre ellas, tres jóvenes gallegas intentaron hacerse un hueco en este difícil mundo. Lorena Rodríguez, que se presentaba por segunda vez, y dos debutantes: Marta Díaz, que estuvo brillante, y Sara Lage, que no dejó a nadie indiferente.

La ourensana Lorena Rodríguez parecía una veterana entre sus compañeras. Era la segunda colección que presentaba en la pasarela nacional, pero en esta ocasión lo hizo en el nuevo escenario. «Es una suerte estar en la misma sala que los diseñadores consagrados», comentó. A pesar de no ser una debutante, confesó que en esta ocasión lo ha llevado «mucho peor, es como un examen». Lorena se mostraba satisfecha con la oportunidad. Sin embargo, explicó: «Aunque te sirve para hacer contactos, lo tenemos muy difícil».

Su colección pretendía «homenajear a la mujer». La ausencia de color es su firma. Blanco y negro para marcar contraste y referencias a la arquitectura. «No creo que sea necesario presentar un carnaval para ser vanguardista», señaló.

Al llegar la tarde, Sara Lage, de Lugo, llevó la transgresión a Cibeles con una colección inspirada en el surrealismo. La joven creadora contaba antes del desfile sus miedos al respecto: «Soy consciente de que es una propuesta demasiado arriesgada, busco abiertamente la provocación». Sin duda, con máscaras, cabezas dobles y falsos desnudos, logró desafiar al público. Colores oscuros y tejidos que iban del plástico al látex protagonizaron su colección. Sara, que se llevó para el espectáculo al disyóquey gallego Víctor Sánchez, se mostraba inquieta. «Viene un montón de gente a verme y eso me pone más nerviosa», aseguró.

La pontevedresa Marta Díaz se confesaba «histérica» horas antes. «Lo que pretendo es darme a conocer», dijo. Trabaja bajo la firma Blackhaus y, como el nombre indica, el negro, el rojo y el fucsia son la base de su colección, con formas de pétalo y volantes marcando los vestidos. Apostó por la innovación en su justa medida, sin caer en lo ridículo.