Juan Maceiras, jugador profesional a sus 24 años, busca en un torneo en Praga su lugar entre los mejores de Europa
10 dic 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Juan Maceiras es el gallego que mejor se gana la vida jugando al póker. Esta semana se mide en Praga a alguno de los reyes de la baraja (fuera de Estados Unidos) en un torneo del European Poker Tour (EPT), la competición que más dinero reparte en el Viejo Continente y que llena los glamurosos casinos de San Remo, Montecarlo o Deauville de veinteañeros con barba de dos días que visten gorras, auriculares, gafas de sol y sudaderas con el logo del patrocinador. Póker de fitness, sin humo ni whisky, y pocas mujeres en las mesas.
En Praga jugará, por ejemplo, Peter Eastgate, un muchacho danés de 22 años con la gorra vuelta hacia atrás, que ganó este año en las World Series (el Mundial de la especialidad) nueve millones de dólares. También Bertrand Gospellier, el francés que encabeza el ránking del EPT con 27 años. Gospellier se fue siendo un niño a Corea del Sur para convertirse en profesional del StarCraft, un juego futurista de batallas que se comercializó para Windows en el 98. Eastgate, el campeón más joven de las World Series, se fogueó antes en partidas en Internet, el trampolín habitual hacia los casinos. Glen Chorny es un canadiense de 23 años que ganó en abril en Montecarlo dos millones de euros. Chorny empezó a probar on line en Waterloo, un templo canadiense del póker a juzgar por su saga de buenos jugadores. Chris Money, otro precoz jugador, ganó el Mundial del 2003 la primera vez que decidió pasar de la pantalla a la mesa. La leyenda en torno a Moneymarker, como se le conoce ahora, dice que llegó al torneo después a una apuesta de 39 dólares en Internet. El póker, al menos el de torneos, parece cosa de chavales con acné. Juan lo aprendió en una mesa en casa hace cosa de tres años, justo antes de que, con 21, se marchara a San Luis (Estados Unidos) para continuar sus estudios de Derecho. Su hermana le enseñó los rudimentos del juego que había aprendido de su padre, un buen aficionado que ha cosechado también algún triunfo en Internet. En San Luis, Juan cambió el fútbol (llegó a tener ficha con el Pontevedra) por las cartas. «Había dos casinos muy cerca, con partidas a 30 dólares, y me pasé todo el año jugando. Aunque a veces no tenía ni para una copa».
De vuelta a casa, su padre lo acompañó al campeonato de España. Ambos llegaron a la mesa final y Juan quedó un puesto por delante (cuarto). El padre lo inscribió después en un EPT el año pasado en Barcelona. Juan finalizó noveno («el mejor puesto conseguido hasta entonces por un español»). Aparcó los estudios. «Hace catorce meses que vivo de esto, y no me planteo hasta cuándo. Podría jugar toda la vida. No pienso en ganar tanto o cuanto dinero y retirarme. Me gusta jugar y hacerlo contra los mejores», insiste Maceiras, convertido en un profesional.
Los 5.000 euros de la inscripción en Praga y los gastos los costea su patrocinador, PokerStars, la empresa que lo contrató hace unos meses para dar clase a famosos como parte de un programa de televisión. La televisión, tanto como Internet, ha disparado el póker en Europa (aquí los casinos no ofrecen partidas a 30 euros) y los sueños de muchos adolescentes. «Tengo claro que el 80% de los profesionales ganan y pierden constantemente -dice Juan-. Al ser tan jóvenes es cierto que a muchos se les puede ir la cabeza, pero sabemos que hay rachas malas». Las rachas. «Tuve una de dos meses... y piensas de todo, hay que ser fuerte cuando las cartas no vienen. El póker no es azar, no es la ruleta? si no, podría jugar cualquiera». Estrategia para interpretar las jugadas y valentía, dice, son sus virtudes. Las ocho horas diarias frente a la mesa en cada torneo garantizan un aprendizaje rápido: «Ahora voy distinto con el as de picas desde que me salió mal una jugada que me metía en la mesa final». En Galicia no hay quien le tosa con las cartas, las partidas aquí todavía ofrecen poco dinero, así que toca viajar. «No es fácil, está mi novia? pero es cierto que, con suerte, se puede llevar una vida de lujo». En Montecarlo se anuncia un premio de 8,4 millones para abril del año que viene. Preparen sus mejores gorras.