Ecología, sí; pero sobre todo economía

SOCIEDAD

EE.?UU. instala en un año el doble de energía eólica que Galicia en su historia

01 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

«No es casual que Obama pusiera a España como ejemplo de energías renovables», explica José María González Vélez, el presidente de la Asociación de Productores de Energías Renovables. Estados Unidos se fija en el ejemplo de España, pero tampoco sería del todo certero asegurar que el país parte de cero en su ofensiva verde. Todo lo contrario.

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¿De qué situación parte?

EE.?UU. es el país que registra el mayor crecimiento en energía eólica. El pasado año instaló 7.500 megavatios, una cifra que supone más del doble que los poco más de 3.000 de potencia total que suma Galicia en toda su historia, comunidad que hasta hace no mucho era considerada como la quinta potencia mundial en el sector. La Asociación Americana de Energía Eólica espera instalar otros 20.000 megavatios de aquí al 2010, con una inversión de 30.000 millones de dólares. Amenaza así el liderazgo mundial que en este sector tiene ahora Alemania. También es un referente en energía solar (ahora tiene la tercera mayor planta del mundo y tendrá la primera), es uno de los líderes mundiales en la producción de biocombustibles y acaba de aprobar un amplio programa para desarrollar los de tercera generación (no dependientes de los cultivos), además de realizar una fuerte apuesta en la investigación del hidrógeno como vector energético.

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¿Qué le falta?

Estados Unidos, y más ahora después del plan de Obama, tiene recursos para ser líder. Pero le falta tecnología, conocimiento en la gestión de las plantas de renovables y experiencia en el sector. Algo que sí tiene España y Europa y de lo que podrían valerse antes de que EE.?UU. desarrolle su propia tecnología. Ahora, la pauta la marcan las empresas europeas, sobre todo españolas.

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¿Cuál es el objetivo del plan de Obama?

Sería ingenuo pensar que el único objetivo que mueve a Obama es el ecológico. Su apuesta, aunque beneficiará sustancialmente al medio ambiente y a la reducción de emisiones, es totalmente pragmática. Lo impulsa un objetivo de seguridad nacional, algo muy importante en el país. Si EE.?UU. depende actualmente del petróleo y del gas localizado en zonas en conflicto y de países poco amigos, el objetivo es reducir esta inestable dependencia. La apuesta por la revolución verde tiene una vertiente no menos importante: la económica. Obama la considera un pilar esencial para superar la crisis al amparo de un sector en auge y crear así cinco millones de puestos de trabajo.

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¿En qué consiste el plan?

Los 150.000 millones en diez años irán destinados a ofrecer apetitosos estímulos fiscales para favorecer la implantación de energías renovables y desarrollar nuevas tecnologías en este campo. Obama también expresó su deseo de que los «coches enérgicamente eficientes del mañana se construyan en Estados Unidos». El objetivo es reducir en un 25% las emisiones de los tubos de escape por cada nuevo vehículo. Sin embargo, no lo tendrá fácil, ya que en este momento los mayores avances en coches híbridos y de hidrógeno corresponden a compañías japonesas.

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¿Qué ocurre con las emisiones?

Obama permitirá a California y a otros doce estados imponer sus propios límites a las emisiones de dióxido de carbono, algo a lo que Bush se opuso. Teóricamente, esto también abre la puerta para que el conjunto del país pueda alcanzar un objetivo global de reducción de emisiones y sumarse así a los esfuerzos contra el cambio climático.

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¿Se sumará a la lucha contra el cambio climático?

Todo parece indicar que sí. Un signo ha sido el nombramiento de Todd Stern como enviado del país en las negociaciones para alcanzar un nuevo acuerdo mundial contra el cambio climático. Stern ya fue asesor de Clinton en las negociaciones del Protocolo de Kioto, que EE.UU. firmó, pero que luego Bush no ratificó.