Marisol Soengas, la joven de matrículas de honor convertida ahora en doctora «honoris causa» por la Universidade da Coruña
SOCIEDAD
El claustro acordó el nombramiento de la científica del CNIO junto con el de Emery N. Brown, uno de los anestesistas más reputados del mundo y pionero de la sedación personalizada
09 dic 2025 . Actualizado a las 18:31 h.Marisol Soengas aún recuerda con nostalgia y cariño su paso por las aulas de la Universidade da Coruña, donde estudió los tres primeros cursos de la carrera de Biología. Ahí fue, en las clases de bioquímica de Esperanza Cerdán donde descubrió su vocación por la biología molecular, una pasión que la llevó a convertirse en una de las referencias mundiales en la investigación contra el melanoma. Era, entonces, una joven de expediente inmaculado, repleto de matrículas de honor, pero poco podía imaginarse entonces que con el tiempo acabaría siendo nombrada doctora Honoris causa por la universidad en la que se había formado.
A miles de kilómetros, en Boston, Emery N. Brown, uno de los anestesistas más reputados del mundo y cuyo trabajo ha abierto la puerta para la anestesia personalizada, tampoco podía sospechar que iba a recibir un mensaje desde A Coruña en el que le comunicaban que compartiría el honor de ser Honoris causa por la UDC, la universidad con la que mantiene una estrecha relación desde el 2011 y con la que ha colaborado y sigue haciéndolo con los grupos de Neurociencia y Control Motor (Neurocom), dirigido por Casto Rivadulla, y Modes, de Salvador Naya.
El nombramiento de ambos con el máximo reconocimiento de la universidad fue decidido en la reunión del claustro de este martes.
«Es un verdadero honor. Estoy muy sorprendida», asegura Marisol Soengas desde el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), donde dirige el grupo de melanoma. «He asistido a muchas ceremonias de investidura Honoris causa, pero nunca pensé que me lo iban a dar a mí, y menos en mi tierra, en A Coruña, en la universidad donde me formé», añade la investigadora, que después de descubrir su auténtica vocación en A Coruña solicitó el traslado de expediente a Madrid para formarse en el Centro Nacional de Biología Molecular Severo Ochoa con Margarita Salas. Luego completó su formación en Estados Unidos, en el Cold Spring Laboratory de Nueva York y en la Universidad de Míchigan, antes de ser reclutada por el CNIO.
Soengas, cuya trayectoria está avalada por numerosos premios nacionales e internacionales como el Estela Medrano Memorial Award, el Carmen y Severo Ochoa, el María Wonenburger o el Fernández Latorre, recuerda que las clases de Bioquímica de Esperanza Cerdán en la UDC fueron claves para enfocar su carrera científica. «Me parecieron tan fascinantes que decidí que quería hacer biología molecular. Y cuando llegué a Madrid me sentí muy cómoda, porque había recibido en A Coruña una formación muy buena, muy potente que me ayudó mucho en mi trayectoria profesional».
Bien es cierto que la joven Marisol Soengas era una chica de matrículas de honor. «A mí -recuerda- ya me ofrecieron trabajar en laboratorio en segundo y en tercero de carrera, lo que no era normal. Confiaron en mí por el expediente que tenía o porque me veían responsable. Fue algo maravilloso poder hacer experimentos en segundo de carrera». La científica siguió vinculada de alguna forma a la UDC, ya que formó parte del comité asesor del Cica. La propuesta de su nombramiento partió de la Facultad de Ciencias.
En el caso de Emery N. Brown su nombramiento fue propuesto por el departamento de Fisioterapia, Medicina y Ciencias Biomédicas a través del catedrático Javier Cudeiro y recibió el visto bueno preceptivo de las facultades de Ciencias de la Salud, Fisioterapia e Informática. El estadounidense, que también es miembro del comité asesor del Citic de la UDC, presenta un currículo apabullante. Actualmente es catedrático de Anestesia por la Universidad de Harvard y profesor de Ingeniería Médica y Neurociencia Computacional por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). El científico americano, según el departamento que lo propuso, contribuyó de forma relevante «á comprensión do funcionamento dos anestésicos no cerebro».
Con más de 500 publicaciones científicas y más de 45.000 citas, la trayectoria de Brown se ha visto reconocida con prestigiosos galardones, entre ellos la Medalla Nacional de Ciencias de Estados Unidos o el Gruber Prize en Neurociencia. Es, además, miembro de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias, de la Academia Nacional de Inventores de Estados Unidos y de la Academia Nacional de Ingeniería. En este último caso por el desarrollo de algoritmos de procesamiento de señales neuronales para comprender la codificación de la memoria y la modelización de los estados cerebrales de la anestesia. Desde el 2011 mantiene una relación con la Universidade da Coruña.