Hasta una crisis económica tan profunda como la actual tiene su lado positivo. En el 2008, con los primeros síntomas de desmayo industrial y el desplome de la construcción, descendieron también las emisiones españolas de dióxido de carbono. La rebaja fue de un 8%, la mayor desde que comenzó la contabilidad de los gases de efecto invernadero (GEI), en 1990.
Esta bajada histórica, a juicio del Gobierno, es una buena noticia después de años de crecimiento rampante de las emisiones hasta convertir al país en el principal incumplidor del Protocolo de Kioto entre los firmantes. Pese al dato positivo, España sigue muy lejos de los compromisos adquiridos.
Para el 2012, cuando expira el tratado, España solo puede emitir un 15 % más de lo que vertía a la atmósfera en 1990, año de referencia. Hoy, con rebaja y todo, estamos en un 42% y quedan solo tres años para recortar los 27 puntos de desfase.?Con el buen dato del 2008 en la mano, aún provisional, el Gobierno se mostraba optimista. Máxime cuando esos ocho puntos menos solo en parte pueden atribuirse a la crisis, dijo la secretaria de Estado para el Cambio Climático, Teresa Ribera. Este dato, según Ribera, «tiene mucho más que ver con un cambio significativo en las pautas de nuestro consumo energético y el cambio en nuestro modelo de transporte que con otros factores», por lo que ha insistido en desvincular la reducción de la crisis económica.
Sector industrial y eléctrico
En términos de CO2, la depresión económica se notará más cuando se contabilicen las emisiones que se han producido en el 2009, aseguró.?Ribera destacó el buen comportamiento de los sectores industrial y eléctrico. Este último, responsable habitual de la mitad de las emisiones españolas, las rebajó un 16,1 % a pesar de aumentar un punto la producción energética. La industria, por su parte, emitió un 10,2 menos, afectada por el frenazo en seco de la construcción. Entre ambos sectores, sometidos a la directiva europea de comercio de derechos de emisión, suman una rebaja del 12,4 %. Extrapolando estas cifras y las previsibles de los llamados sectores difusos -transporte, sector residencial, agricultura-, que no dio a conocer, el Ministerio de Medio Ambiente da por seguro el anunciado descenso del 8% en las emisiones de CO2 del 2008.
El sector eléctrico ha acusado, según Ribera, el alto precio de los combustibles durante el año pasado y también el encarecimiento del coste de la tonelada de CO2 en el mercado de derechos, donde las empresas que vierten más de lo asignado compran el derecho a emitir más. A ello se suman otros factores como el despegue de las energías renovables y cambios en las pautas de usos energéticos y de transporte de los usuarios.?En el 2009 los carburantes ya no están tan caros y también se ha abaratado el precio de la tonelada de CO2.
A cambio, ha llovido mucho, la producción hidroeléctrica será buena y la actividad industrial sigue deprimida, de modo que el Gobierno confía en que la crisis propicie nuevos recortes de las emisiones y las perspectivas son optimistas de cara al cumplimiento de Kioto. Hasta la fecha solo en el 2006 se había registrado un saldo negativo de las emisiones, aunque el descenso fue menor, de un 2,7%, según el inventario de gases de efecto invernadero que cada país de la Unión Europea comunica a Bruselas entre finales del mes de marzo y principios de abril. Ribera insistió en que los datos demuestran que el diagnóstico realizado por el Gobierno fue certero y en que las medidas que se están adoptando para hacer frente al cambio climático son las correctas.