«Me sentí en la obligación moral de corresponder a una invitación»

A. A.

SOCIEDAD

El ourensano afirma que abandonó Cibeles porque carecía de una verdadera repercusión internacional, y que retorna por cariño en un aniversario señalado

02 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Roberto Verino (Verín, 1945) desfiló por última vez en Cibeles en septiembre del 2003. Su retorno se ha convertido en uno de los bombazos del año en la moda española. Pero este regreso, según el diseñador, no debe interpretarse como una iniciativa estratégica o una solución de mercado en tiempos de crisis, sino como un simple gesto de cariño a la pasarela con motivo de su 25 aniversario. «Me sentí obligado a corresponder a una invitación», precisa.

-¿Por qué este regreso a Cibeles después de tanto tiempo?

-Es el resultado de una casualidad. Hace unos meses, en una recepción oficial, la presidenta de la Comunidad de Madrid me pidió que me sumase a la próxima edición, ya que se celebraría el 25 aniversario. Me sentí en la obligación moral de corresponder a esa invitación. Es al mismo tiempo la 50 edición de esta pasarela única e irrepetible. A pesar de mis reticencias a participar en ella por motivos estratégicos, lo valiente no debe de impedir lo cortés [remarca el juego de palabras]. Le tengo mucho cariño a esa pasarela, han sido muchos años de éxitos juntos y creo que sumarme a ese homenaje merecía la pena. -¿Tiene algo que ver la crisis económica con su decisión? -Directamente, no, ya que en condiciones normales la relación causa-efecto me obligaría a tomar la decisión contraria, pero como se trata de una condición excepcional hay que mirarlo con otros ojos: Ya que participamos por una razón sentimental, valoremos todo lo positivo que esa circunstancia nos propondrá. Visto así, me parece muy interesante reencontrarme con lo mejor que para mí tiene actualmente esa pasarela, la posibilidad de enseñarle mi trabajo, con luz y taquígrafos, a los periodistas españoles. -Van a coincidir pesos pesados de la moda gallega, y además, en la primera jornada. ¿Considera un respaldo esa especie de Día de Galicia? -Nunca lo habría pensado así, ya que son nombres muy importantes, pero con filosofía, tamaño de empresa, estrategias y cifras de negocio totalmente diferentes. En todo caso, la coincidencia me parece muy oportuna. -Después de tantos años, sorprende que los gurús sigan siendo los mismos, ¿Y las nuevas generaciones? -Realmente no es así, José Castro es un caso evidente de irrupción gloriosa de las nuevas generaciones, y por otro lado, en Kina Fernández se está dando un fenómeno de traslación de responsabilidad entre ella y su hija María, al menos creativamente, que me parece interesantísimo. -¿El regreso a Cibeles debe ser un trampolín para su empresa en el exterior? -Antes del marco forzoso que nos impuso la crisis, esa era la explicación de nuestra estrategia global de empresa. Es más, si abandonamos Cibeles fue porque considerábamos que el esfuerzo que implicaba nuestra presencia no se veía correspondido con la repercusión internacional que deseábamos, por no decir necesitábamos . Como es lógico, si Cibeles añadiese una verdadera repercusión internacional a sus méritos o encantos, jamás habríamos dejado esa excelente plataforma de imagen, pero es que, por poner un ejemplo, ya ni siquiera aparecíamos en el suplemento de desfiles internacionales de la edición italiana del Vogue .