Estados Unidos ofrecerá compromisos de reducción de gases, pero no aceptará un acuerdo vinculante
05 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Dos semanas para salvar el planeta. La última oportunidad para salvar el clima. La cumbre decisiva. La Conferencia Mundial de Cambio Climático de Copenhague, que empezará el lunes, ha estado rodeada de calificativos grandilocuentes, pero que la realidad, salvo sorpresas inesperadas, ha rebajado de tono. Será, eso sí, una reunión histórica, porque nunca hasta ahora habían asistido a una convocatoria similar más de cien jefes de Estado y de Gobierno. En la ciudad danesa estarán la práctica totalidad de los líderes mundiales, de Obama a Sarkozy, de Lula a Angela Merkel, de Gordon Brown a Hu Jin Tao. Y también estará Zapatero.
Copenhague será una cumbre importante, de la que surgirán notables avances, pero no decisiva, ya que ni la misma ONU, la anfitriona del encuentro, espera que de ella salga un tratado vinculante que obligue a los países a cumplir unos objetivos concretos de reducción de emisiones de efecto invernadero. Todo parece indicar que saldrá, eso sí, un compromiso de las partes, pero no obligatorio. O al menos no por ahora.
Para formalizar un hipotético acuerdo es necesario recomponer un gigantesco puzle del que quedan sueltas piezas fundamentales. La primera, Estados Unidos. Barack Obama tiene las manos atadas. No puede comprometerse a firmar una limitación de emisiones que no ha sido aprobada por el Congreso y que, en el mejor de los casos, no lo hará hasta la próxima primavera. Su compromiso, no vinculante, es reducir sus emisiones un 17% del 2005 al 2020, lo que en la práctica no supondrá más de un 4% con respecto al año base de 1990 establecido en el Protocolo de Kioto. Otro tanto ocurre con los anuncios realizados por China y la India de rebajar su intensidad energética de cara el 2020. Traducido a reducción de CO2 es poco más de un 3%. Muy poco comparado por el acuerdo de la UE de limitar su producción de gases en un 20%, y que los ecologistas aún consideran insuficiente. Cuadrar las cuentas será el principal escollo, pero no el único, para lograr un Kioto + 2.