La UE se lame las heridas tras el fiasco de Copenhague

Juan Oliver

SOCIEDAD

Los Veintisiete analizan hoy el fracaso de su estrategia en la cumbre del clima

22 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La Unión Europea acudió a Copenhague creyéndose la campeona mundial de la lucha contra el cambio climático, pero volvió de la capital danesa noqueada y estupefacta ante la certeza de que, pese a los ambiciosos compromisos que había asumido antes de la cumbre del clima, la mayoría de países ni siquiera la tuvieron en cuenta para pactar el endeble acuerdo final. Los ministros de Medio Ambiente de los Veintisiete tendrán hoy la oportunidad para lamerse las heridas en Bruselas, donde prevén discutir los resultados de la cita y empezar a preguntarse por qué falló su estrategia negociadora.

«La UE apareció como el Ejército de Napoleón, dispuesta a una guerra convencional, y se encontró con decenas de guerrillas», explicaba ayer una fuente diplomática cercana a las negociaciones, admitiendo que los esfuerzos de los Veintisiete para liderar la era pos-Kioto habían jugado en su contra: «Si todos saben que la UE está dispuesta a decir a todo que sí, ¿para qué invitarla a la mesa?».

Reducciones

Los Veintisiete habían apostado fuerte por el éxito de la cumbre, y no solo llevaban bajo el brazo su compromiso de recortar un 20% su polución de aquí al 2020. También se habían ofrecido a elevarlo al 30% si el resto de los países desarrollados los seguían con porcentajes similares. Pero frente al entusiasmo inicial, quienes siguieron de cerca las negociaciones aseguran que la UE, representada por el presidente de la Comisión, Durão Barroso, y por el primer ministro sueco, Frank Reinfeldt, presidente de turno, «desapareció» de la cumbre cuando llegaron a ella otros líderes: Obama, Lula, Singh, Jiabao...

De hecho, el acuerdo final se fraguó entre Estados Unidos, China, Brasil, la India y Sudáfrica, sin compromisos vinculantes, como pretendía la Unión, y con un único acuerdo financiero de emergencia para financiar con 30.000 millones la reducción de emisiones en los países en desarrollo en los próximos tres años.

El documento final también reconoce que el planeta se encamina hacia una catástrofe segura si su temperatura se eleva en más de dos grados con respecto a la era preindustrial, aunque eso es algo que la UE ya había asumido en sus textos legales hace tiempo. «La reflexión de Europa será ahora dar marcha atrás o seguir adelante. Yo dudo de que se dé marcha atrás, pero es indudable que Copenhague dejará heridas», asegura la citada fuente.

Entre esas heridas figura la posibilidad de que se reavive la propuesta para gravar la entrada en territorio europeo de productos industriales de países no comprometidos con la lucha contra el cambio climático. Fuentes del equipo que asesora a Barroso en asuntos medioambientales aseguran que la tentación proteccionista no triunfará, pero muchos países, como Francia y Alemania, no están dispuestos a que sus empresas pierdan posiciones en su propio mercado por asumir costes que el resto no padecerán.

La propia Comisión reconoce que el resultado de Copenhague fue «frustrante», aunque se niega a admitir que su estrategia estuviera equivocada: «Quisimos predicar con el ejemplo, pero nos encontramos con demasiadas propuestas y con demasiados actores involucrados como para alcanzar un acuerdo», justifican los asesores de Barroso.