La apertura del Vaticano a los grupos de sacerdotes anglicanos más tradicionalista para integrarlos en Roma parece estar dando sus frutos. Según informaba ayer el diario británico The Sunday Telegraph -el dominical de The Daily Telegraph- al menos tres obispos se reunieron la pasada semana en secreto con representantes de la Congregación para la Doctrina de la Fe para negociar su conversión.
Según el periódico conservador, se trata de John Broadhurst, obispo de Fulham (en el entorno de Londres); Keith Newton, de Richborough, y Andrew Burnham, de Ebbsfleet (ambos al sureste del país, cerca de Canterbury). Los tres prelados se han distinguido por sus críticas a los signos de apertura de la Iglesia anglicana, como la ordenación de mujeres obispo. Este asunto será el protagonista del sínodo general de la Iglesia de Inglaterra, que se celebrará en unas semanas, de ahí la importancia del gesto de estos tres prelados. Y es que la medida de permitir que las mujeres sean obispos no cuenta con un apoyo unánime en Inglaterra y de hecho unos 1.300 sacerdotes anglicanos firmaron una carta a Rowan Williams, arzobispo de Canterbury y responsable de la Iglesia anglicana -la cabeza es la Reina, pero sobre todo como cargo honorífico-, amenazando con irse.
Para complicar las cosas, Gran Bretaña se está preparando para la visita del Papa Benedicto XVI al país el próximo mes de septiembre.