Budiño y su grupo ponen a los chinos a tocar palmas

La Voz

SOCIEDAD

20 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Aún víctima del jet lag , con tres horas mal dormidas encima, sin corbata, resacoso todavía de su reciente viaje a Nueva York y, cual guiri, cámara de fotos al hombro, se plantó ayer Roberto Varela en la primera fila del concierto que el gaiteiro Xosé Manuel Budiño y su banda ofrecieron, dentro de la denominada plaza Europa de la Expo, ante medio millar de chinos inusualmente entusiastas, cómplices con el escenario. Hasta un baile se marcó a los bises el conselleiro, quien también quedó prendado de una consigna rapeada en brasileiro por el batería del grupo. «Cultura, mestura, unión, tradición», cantó.

Como Robin Williams en aquella peli de los ochenta sobre Vietnam, todo había comenzado una hora y media antes, con el líder del conjunto gritando al auditorio: «Good morning, Shanghái». «Graciñas de verdade -hizo luego un guiño al público conocido- por estar aquí. É todo un honor para min. Un bico e unha aperta para todos os galegos presentes». En animar tanto a estos como a los otros, a los hijos de Mao, se afanó durante todo el recital un hiperactivo Chisco.

Vieiras en mano, golpeando el pandero, insuflando vida eufórico a la muiñeira, con el micro, al djembé , asiendo la pandereta, con gafas de sol, sin ellas... Exagerando, el artista no tocó más porque ya no había qué. Así fue que logró poner a los chinos a tocar palmas, gritar e incluso saltar.

Triunfó Budiño, para quien el espectáculo constituyó el preestreno mundial de su próximo disco, Volta, una reinvención de 14 temas antiguos aderezada con dos nuevos. Producto de un par de años de trabajo en cuatro continentes, saldrá en breve al mercado en formatos audiovisual y solo musical. ¿También en China? «Antes ou despois, será inevitable vender aquí, ou intentalo», confesó sonriente.