Tras incumplir en varias ocasiones las condiciones impuestas para su desintoxicación, la actriz ingresará en prisión
08 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.El juzgado de Beverly Hills parecía una película: Lindsay Lohan, vestida de riguroso negro, pedía clemencia en un dramático final. «Pensaba que había cumplido todos los requisitos», se defendió entre lágrimas la actriz, de 24 años. «Lo digo en serio. Esta es mi vida. Mi trabajo», imploró a la jueza Marsha Revel. Pero la resoluta jurista no se ablandó, y envió a la estrella de Mean Girl a pasar 90 días tras las rejas y tres meses de desintoxicación internada en una clínica.
Sus problemas con las drogas y el alcohol en el 2007 llevan ahora a Lohan a la cárcel. En aquel entonces fue sorprendida en dos ocasiones con cocaína en el bolso e incluso conduciendo bajo los efectos del alcohol. Una noche fue detenida por la policía cuando perseguía a otro vehículo con su coche. La condena: unas horas en prisión, tres años de libertad condicional y estancias para su desintoxicación.
Pese a que afirma tener las riendas de su vida, Lohan sigue haciendo honor de su reputación de invitada no deseada en las fiestas y siendo carne de la prensa más rosa. Se le han pasado las fechas de cursos y comparecencias ante la Justicia, y se divertía en Cannes cuando debía declarar ante un juez en Los Ángeles.
La jueza Revel enumeró minuciosamente las acusaciones: Lohan ha mentido y engañado una y otra vez y no se ha tomado en serio las condiciones impuestas por la Justicia. Y desde diciembre se saltó en siete ocasiones los cursos obligados para combatir su adicción.
Tampoco la fiscala Danette Meyers cedió un ápice. Según dijo, la actriz se cree que está por encima de la ley, el tribunal le da igual.
Durante horas, la directora de uno de los cursos relató cuántas veces faltó la actriz a las sesiones antialcohol y qué tipo de disculpas presentaba.
Al principio, Lohan se estiraba relajadamente en el banquillo de los acusados, se acicalaba la larga melena rubia y ponía ojos incrédulos. Su abogada lo intentó por última vez: hasta mediados de junio Lohan podría recuperar los cursos, prometió. Y entonces la actriz tomó la palabra: «Tengo que ganarme la vida sola. He intentado todo, hacer mi trabajo e ir a los cursos», se lamentó. Y no tardaron en brotar las lágrimas.
A la actriz de Freaky Friday se le ahorró el mal trago de no tener que ir directa a la cárcel desde la sala de juicio. La jueza Revel ordenó que el 20 de julio por la mañana, a las 8.30 (17.30 horas GMT), entre en la prisión californiana para mujeres de Lynnwood.
La actriz no es la primera famosa que se ve entre rejas.
En el 2007, la rica heredera Paris Hilton pasó allí 23 de sus 45 días de condena por delitos de tráfico y violaciones de la libertad condicional.
Ahora, la carrera de Lohan queda congelada. En primavera, había aceptado el papel protagonista en Inferno, un biopic sobre la actriz porno Linda Lovelace, fallecida en el 2002. El director del filme, Matthew Wilder, la defendió: «Con tanto revuelo sobre Lohan, es fácil olvidar que ella es realmente una actriz grandiosa», señaló.