Las pancartas de boda proliferan en verano, que acapara la mitad de los enlaces del año
16 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Ni revistas ni posados que auguren compromiso. Tampoco hay que medir el número de palabras, más allá de la longitud de la tela -en ocasiones, una simple sábana- o del soporte publicitario elegido. De un tiempo a esta parte (el fenómeno no es tan reciente ni tan lejano), los gallegos han ido transformando el espacio público, la calle, en tablón de anuncios. Llegado el verano, en las distintas vías -comarcales, pero también autovías y autopistas- es relativamente fácil encontrarse con una pancarta de anuncio de boda. Se trata de un particular terreno de exclusivas, casero, sin dinero de por medio, de debatido gusto y causa de rubor de los contrayentes.
El hallazgo de estos mensajes, que en todo caso -con mayor o menor grado de consecución- tratan de hacer alarde de originalidad y humor, se da con mayor frecuencia en tiempo de estío. Hay una razón numérica que lo justifica: los cuatro meses del verano, desde junio hasta septiembre, son los que concentran en torno a un 55 % de los enlaces que se llevan a cabo en Galicia durante todo el año.
Temática e inspiración
Tal porcentaje se desprende de los datos del Instituto Galego de Estadística (IGE) para los últimos ejercicios. Dos ejemplos: junio, julio, agosto y septiembre del 2010 acapararon 5.325 ceremonias de las 9.707 que se celebraron ese año. En el 2009, fueron 5.264 de 9.853. Mayo se incluiría también en el período álgido de ceremonias. Y eso, por tanto, se nota. Generalmente, son las carreteras de su zona más transitadas las elegidas por los amigos bromistas del futuro matrimonio para dejar constancia del cambio de estado civil.
Hay de todo. Los artífices de este tipo de márketing, que no es propiamente publicidad, tiran de imaginación para que la pancarta, el cartel o la valla sea lo más llamativa posible. Frecuentes son las telas blancas colgadas de árboles o postes de la luz donde se garabatean letras con espray y alguna que otra indicación al margen (que ya era hora, que hay crisis -lo dice una situada en Ribadumia- o que lo siguiente es tener hijos, según escriben en otra de Palmeira, en Ribeira). No es raro ver cómo este tipo de mensajes se apropian incluso de vallas publicitarias: un ejemplo reciente, el fotografiado en la localidad de A Manchica (A Merca, Ourense): «Quedaros con estas caras. Tardaron tanto en decidirse que hay que anunciarlo a lo grande». Y es que, para mayor sonrojo de los novios, en muchas ocasiones se incorporan fotografías. Títulos de películas y programas son otro buen filón. Incluso escenas de filmes: en este sentido destaca -aunque ya fuera del ámbito de las pancartas de boda- el mensaje de amor que se puede ver en uno de los puentes de la autovía de Barbanza, no muy lejos de su inicio en Ribeira: «Tú y yo a 6 MSC». Les sonará a muchos, sobre todo adolescentes: el actor Mario Casas le escribía algo similar a su amada -pero con la mitad de altura- en el largometraje A tres metros sobre el cielo. Precisamente eso significan las letras. Con broma o sin ella, lo cierto es que los gallegos proclaman su amor. Solo hay un pero: son la lluvia y el viento quienes se encargan de hacer desaparecer estos mensajes una vez que ya han cumplido su función.