La arousana Eva Soto deslumbra en Cibeles con su alta costura

Alfonso Andrade Lago
a. lago REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Su colección anterior llegará en octubre a un museo madrileño, la mejor prueba de que su trabajo transciende la frontera de la moda

19 sep 2013 . Actualizado a las 17:51 h.

¿Un vestido palabra de honor con más de 30 metros de tela y trenzado a mano hasta conseguir una sola pieza con 8.000 nudos es moda o arte? La respuesta es alta costura, y de la buena. La arousana Eva Soto Conde se llevó los mayores elogios de la prensa especializada por la colección que presentó en la pasarela El Ego de la Mercedes Benz Madrid Fashion Week.

En la vieja Cibeles brillaron con luz propia otros cinco gallegos: Roberto Verino, María Barros, Sara Coleman y los jóvenes de Heridadegato y Andrea de la Roche.

La irrupción de los tonos rosados de Eva Soto y su trabajo geométrico, detallista hasta el extremo, recuerda a la vocación obsesiva de artistas como el cineasta Stanley Kubrick. Soto controla el proceso de arriba a abajo: diseña, corta, estampa y hasta tiñe las prendas en su casa.

«Detrás hay mucho trabajo de matemáticas y patrón. Equivocarme un milímetro era volver a empezar de nuevo, ya que casi todos los vestidos están hechos en una única pieza. Llevo meses sin salir de casa», dijo a Efe la diseñadora, de 28 años.

La meticulosidad que emplea en su proceso creativo es tal que le resulta «imposible» presentarse en Cibeles cada seis meses, debiendo conformarse con sacar una sola colección cada año. La última, del 2012, la adquirió el artista Eugenio Recuenco para fotografiarla, y desde el 19 de octubre va a ser expuesta en el Museo de Artes Decorativas de Madrid, la mejor prueba de que estamos ante un trabajo que trasciende la frontera de la moda.

Para el crítico de TVE, «no hay palabras que puedan definir el trabajo de Eva Soto Conde; nos tiene a sus pies», mientras que el de La Razón sostiene que la alta costura de Soto merece «un mecenas como Amancio Ortega para poder subsistir».

«Equivocarme un milímetro era volver a empezar de nuevo»

Pero Eva no fue la única gallega que triunfó en la pasarela madrileña. En El Ego participó también Jacobo Salvador, responsable de Heridadegato con María Rosenfeldt. Presentó un estilo años noventa con una escenografía arriesgada que incluía música en directo. Otra gallega, Andrea Muíños, un nuevo producto de Esdemga, deslumbró con la colección para hombre y mujer de la firma Andrea de la Roche. Está inspirada en los ballets rusos, con el rojo y el lavanda como colores de vanguardia.

En cuanto a los clásicos de la moda gallega, pocas dudas había de que sus desfiles serían un éxito incontestable. Verino destacó por una línea atrevida y sensual que no perdió en modo alguno su sobriedad y que buscó en la icónica Carmen el perfil de femme fatale que marcará su próximo pase por los escaparates.

María Barros sorprendió por su incursión en el mundo del vino y su intento por unir dos elementos vertebradores de la Galicia moderna: enología y moda. Y Sara Coleman apostó por tejidos orgánicos para crear una propuesta urbana muy ponible y en la que sorprendió con una puesta en escena llamativa que incluía salidas de las modelos en monopatín.