Londres se ha convertido en el refugio de muchos españoles, aunque sólo los que dominan el idioma consiguen progresar
22 sep 2013 . Actualizado a las 21:19 h.No es de extrañar que la relaxing cup of café con leche se haya convertido en trending topic en las redes sociales. Por mucho que se empeñe Terrence Burns, creador de la frase, el hombre que está detrás del discurso de la alcaldesa de Madrid, la intervención rozó lo esperpéntico. Aunque quizás lo más preocupante sea que el nivel de inglés de Ana Botella está muy por encima que el de la mayoría de los políticos españoles. Pero no se trata solo de nuestros políticos. España lidera, junto con Francia e Italia, el grupo de países europeos donde el nivel de inglés roza lo lamentable. Quizás sea que nuestra lengua es una de las más habladas en el mundo, o que insistimos en doblar todas la películas de habla inglesa, o tal vez sea ese absurdo sentido del ridículo lo que nos impide aprenderlo correctamente.
Sea cual sea la excusa, lo que es imperdonable es que después de tantos años de inglés como materia obligatoria en colegios, institutos y universidades sigamos siendo tan merluzos. Pocas cosas positivas nos está dejando la crisis? pero, si algo se puede decir a favor de la sangría laboral y económica en España, es que posiblemente en unos años contaremos con una generación de españoles bilingües.
«Puedo decir con certeza que la razón por la que puedo ejercer mi profesión es el inglés», reconoce el santiagués Juan Guerrero García, portada del Extra Voz de esta semana. El gallego, landascape architect (paisajista) en Martha Schwartz & Partners, una de las firmas de arquitectura del paisaje más importantes del mundo, apunta que se fue de Galicia porque no había trabajo de lo suyo. «He venido a Inglaterra por necesidad, a buscarme la vida como muchos otros, pero si no fuese por el inglés no estaría trabajando en una de las mejores oficinas del mundo de paisajismo», asegura Juan, que antes de venir a Londres en mayo del 2013 hizo escala en Birmingham.
Antes que Londres, el de Santiago de Compostela vivía en Madrid, donde trabajaba en un estudio de arquitectura. La crisis le arrebató su empleo y le mostró la puerta de salida del país. «En aquel momento tuve la intuición de lanzarme a estudiar idiomas de nuevo. A mis primos les digo que estudien inglés, porque es un idioma sencillo de aprender y no hace falta dominarlo a la perfección para trabajar en Londres», reconoce.
Desde que estalló la crisis en España, el Reino Unido se ha convertido en la primera opción de los españoles y en los últimos años nos hemos convertido en la nacionalidad extranjera que crece con más rapidez. En el último censo, publicado en abril del 2012, las autoridades británicas registraron un aumento del 85% en el número de españoles respecto al período anterior.
Según estimaciones del consulado español, el número de inmigrantes españoles ha pasado de 57.350 el 31 de diciembre del 2009 a 73.659 en la misma fecha del 2012. Se estima sin embargo que entre no registrados y estudiantes (que no figuran en el censo) el número podría ascender a los 150.000. El Gobierno británico asegura que solo en el 2012 llegaron 30.000 españoles al Reino Unido. Las razones por las que Londres se ha convertido en el destino principal son obvias: está relativamente cerca, hay trabajo y el inglés es un idioma que, dentro de las visibles carencias, mejor dominamos.
«Saber idiomas es sin duda algo positivo, no le veo sentido a utilizar la lengua como arma política? para dividirnos. Aprender una nueva lengua significa todo lo contrario, ya que es una herramienta que nos ayuda a relacionarnos con otras gentes y aprender de ellas», opina el gallego, que insiste en que fue su madre quien le impulsó a aprender inglés cuando era pequeño.
El santiagués forma parte de un grupo de privilegiados que han encontrado trabajo en su sector, ya que, debido el bajo nivel de inglés, un buen número de recién llegados se ven obligados a trabajar en hoteles, restaurantes u otros trabajos de tipo físico donde el único requisito es tener dos brazos y dos piernas.