«En Zimbaue no lloramos por los leones»

Jacobo Castro / D.S. REDACCIÓN

SOCIEDAD

Un estudiante de Zimbaue residente en Estados Unidos se cuestiona en una carta enviada al «New York Time» si realmente la sociedad americana es consciente de lo que representa un león en su país

10 ago 2015 . Actualizado a las 17:03 h.

Un estudiante de Zimbaue ha hecho llegar al New York Times una carta en la que da una visión muy particular sobre el asesinato de Cecil, el león de Zimbaue que fue abatido por un cazador hace algunas semanas. El muchacho, Goodwell Nzou, estudia biociencias moleculares y celulares en Carolina del Norte, pero procede del país africano. En un escrito dirigido al diario estadounidense, el joven se cuestiona sobre por qué en Estados Unidos se ha dado tanta importancia a la muerte del animal y se pide un castigo tan severo para el cazador.

El joven comienza la carta confesando lo que sintió cuando se enteró de la muerte del león: «¿Cecil, quién es?me pregunté. Cuando me enteré de que se trataba de un león que había matado un dentista americano, el chico de aldea que hay en mi lo celebró: un león menos que puede amenazar a mi familia». Posteriormente se muestra sorprendido con la reacción de los medios, y se pregunta: «¿Todos estos estadounidenses entendían que los leones matan personas y que lo de que Cecil era amado era todo cosa de los medios?».

El estudiante confiesa que los leones «son objeto de terror» para su pueblo, y que a personas como su tío le atacaron, aunque «afortunadamente sólo tuvo una lesión en una pierna». Por desgracia, no todo el mundo tiene tanta suerte como su tío, y un chico de su aldea, de unos 14 años, falleció asesinado por un león. Nzou deja claro que «cuando matan a un león» cerca de su aldea, a nadie le importa «si lo hizo alguien local o era un trofeo de un hombre blanco, si se hizo de forma legal o ilegal» y que lo único que hacen es danzar y cantar para celebrar la muerte de la bestia.

El estudiante afirma que en su cultura «los animales salvajes tienen un significado casi místico», y que en su clan, conocido como Nzou, el animal sagrado es el elefante, el cual «nunca se comerá ni cazará». Pese a esto, afirma: «La tendencia de convertir a los animales en algo romántico y darles nombres nos parece a la gente de Zimbaue un circo absurdo». El joven se muestra duro con la sociedad americana: «Ahora se pide que ahorquen al cazador, y la gente lo aplaude mientras que muchos no saben poner Zimbaue en el mapa».

Nzou traslada una duda de su pueblo a la sociedad americana: «La gente de Zimbaue nos preguntamos por qué la gente americana se preocupa más por los animales africanos que por al gente de África». El joven concluye la carta con unas frases lapidarias: «No me deis las condolencias por Cecil si no me las vais a dar por todas las personas a las que han matado sus parientes, o por la violencia política y el hambre que sufre Zimbaue».