Implantan por primera vez en Galicia una válvula mitral sin abrir el pecho

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

SOCIEDAD

GUSTAVO RIVAS

Los hemodinamistas del Cunqueiro salvan la vida a un ourensano de 86 años

16 nov 2017 . Actualizado a las 13:57 h.

El Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo ha implantado por primera vez en Galicia una prótesis de la válvula mitral sin tener que abrir el pecho a un paciente. Lo hicieron accediendo al corazón desde la ingle con un catéter y mientras la sangre seguía circulando. El paciente es un ourensano de 86 años que fue intervenido el martes de la semana pasada y que este jueves será dado de alta, según las previsiones de los médicos.

Hace nueve años, los cirujanos operaron a corazón abierto a este señor para colocarle una válvula. Pero el tiempo pasó y la prótesis se deterioró. Esta vez los médicos descartaron volver a operarlo, por el enorme riesgo que corría su vida: era mayor y tenía la aorta muy calcificada, así que cualquier intervención podía ser mortal. Solamente le ofrecían un tratamiento con medicación sin un fin curativo. La familia pidió una segunda opinión al servicio de hemodinámica de Vigo.

El jefe de sección de cardiología intervencionista, José Antonio Baz, explica que optó por esta técnica «porque no había otra opción». La alternativa era esperar su fallecimiento, antes o después, y con una calidad de vida muy mermada. Baz había conocido la técnica en congresos de su especialidad. Tenía una gran experiencia en otro tipo de prótesis, las de válvula aórtica, que se implantan por vía percutánea -es decir, sin abrir el tórax- desde el 2008. La sustitución de la válvula mitral sin cirugía tiene, sin embargo, poco recorrido en España. Y aunque ambas se parecen, no son exactamente iguales desde el punto de vista técnico.

En el corazón hay cuatro válvulas -aórtica, mitral, tricúspide y pulmonar-. Cada una permite que la sangre circule de una cavidad a otra sin que vuelva nunca para atrás. Como se puede apreciar en el gráfico, los hemodinamistas acceden al corazón desde la vena femoral, en la ingle, con un catéter. Llegan al lado derecho del corazón, pero la válvula que tienen que sustituir está en el izquierdo, así que atraviesan la pared que divide el corazón. Este sigue latiendo y, por tanto, se mueve. Lo suplen poniéndolo a 180 latidos por minuto: así va tan rápido que apenas se mueve y pueden colocar la prótesis.

La intervención dura unas dos horas, aunque la implantación de la válvula dura una. Baz reconoce que habrá pocos casos, pero que serán una opción para personas que, de otro modo, estarían desahuciadas.

El jefe de servicio de cardiología, Andrés Íñiguez, tiene claro que estas técnicas representan el futuro: «El abordaje de las valvulopatías de forma mínimamente invasiva es una gran mejora, tanto para pacientes con patología nueva como para los reintervenidos, ya que una segunda cirugía cardíaca triplica los riesgos».