«Volví a nacer. Estuve tres o cuatro minutos con el corazón parado»

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

MARIA ESTANDIA ZEEVAERT

La superviviente de una parada cardíaca dona para investigación los beneficios de su libro

29 mar 2019 . Actualizado a las 21:31 h.

«De repente perdí el conocimiento. Sin más, sin previo aviso». A Paula Elena Ramos se le paró el corazón en Ibiza el 4 de julio del 2014 a los 27 años. Se le apagó latido por un fallo completo de la transmisión del impulso eléctrico. Por un momento, el cableado cardíaco se le activó de nuevo y tuvo fuerzas para llamar a una ambulancia. Del centro de salud pasó a Urgencias donde le pusieron un marcapasos provisional. No había hecho más que empezar una pesadilla que la mantuvo ingresada en la uci durante una semana, con varias recaídas, hasta que le implantaron el dispositivo definitivo que lleva ahora. Lo peor, sin embargo, estaba por llegar. Ocurrió justo antes de entrar en quirófano, cuando la preparaban para la operación. Al cambiarla de mesa alguien, por un descuido, dio un tirón al cable que la sostenía a la vida. « Volví a nacer porque fue una experiencia cercana a la muerte. Estuve tres o cuatro minutos con el corazón parado, sin latido», relata.

Pero volvió a nacer. Sobrevivió a un bloqueo aurioventricular de tercer grado, que implica una ausencia de latidos ventriculares cardíacos y deriva en un corazón en parada cardíaca, asociado a un episodio de muerte súbita. No es un hecho excepcional. Pero en su caso sí lo fue. Lo fue porque ocurrió en una persona joven, sin ningún antecedente familiar, ni síntomas previos ni enfermedad congénita. Ni siquiera practicaba deporte de alta competición. También resulta poco habitual que haya vivido para contarlo. «Muy pocos sobreviven -dice-, porque en realidad se mueren sin saber por qué han fallecido». Ella tuvo suerte, lo que añade más excepcionalidad aún al caso.

Sin embargo, aún sigue sin respuestas. ¿Por qué le ha pasado?, ¿por qué ocurren estos episodios de muerte súbita? «Los médicos -explica- me decían, sabemos qué te esá pasando, pero no sabemos por qué, por qué le pasa a alguien joven, sin antecedentes y de manera repentina». La ciencia médica sigue sin ofrecer una respuesta al interrogante. Paula confía en que en algún momento se pueda despejar la incógnita y que ello suponga también una esperanza para otros que han tenido menos suerte que ella. Por ello se ha volcado en contar su experiencia en un libro, BOX1. Historia del corazón que sembró una galaxia en un cuerpo eléctrico, cuyos beneficios dedicará a la investigación de muerte súbita en jóvenes que el investigador de Vilalba (Lugo) David Filgueiras realiza en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).

 «Quiero ayudar a otros»

«Quiero -dice- que mi experiencia no se quede solo en algo negativo, sino que pueda ayudar a otras personas». La recaudación del libro no supondrá mucha dinero, en torno a 4.000 euros, pero su gesto ha sido especialmente destacado por el director del CNIC, el cardiólogo Valentín Fuster, ya que acciones desinteresadas como esta no son muy frecuentes en España.

«Lo que ha hecho Paula Elena -destaca- es un ejemplo para todos. Partiendo de una situación muy dolorosa y traumática ha extraído un proyecto positivo y altruista que debe ayudarnos a todos seguir investigando».

El agradecimiento es compartido por David Filgueiras. «Esto no se había visto nunca en España, sobre todo por el esfuerzo tremendo que le ha supuesto, tanto para conseguir los fondos para publicarlo mediante crowfunding como para luego venderlo. Y lo importante no es que la cantidad que se recaude sea grande o pequeña, sino la semilla que ha puesto, que puede ser imitada por otros».

A Paula Elena, que ahora tiene 32 años y vive en Valencia, de donde es originaria, relatar su experiencia también le ha servido como una terapia para superar sus miedos. «Después de la operación -cuenta- tuve muchísima ansiedad, tenía miedo a hacer cualquier cosa». Ya ha superado sus temores y, de los recuerdos, se queda con la esperanza reflejada en la imagen del campo con flores que veía a través de su ventana de la uci. Encerrada en el BOX1, la sala que se convirtió «en mi casa durante una semana», la visión del exterior le daba fuerzas para continuar adelante.

«Lo más raro de todo es que haya sobrevivido», confiesa. Y ahora no piensa perder el tiempo. Su lucha continúa para visibilizar una patología para la que se siguen buscando respuestas. «Es muy importante -advierte- que se enseñe a la gente a reaccionar ante una persona que sufre un episodio de muerte súbita». A ello dedica ahora sus esfuerzos.

El dinero recaudado irá para el trabajo que lidera un gallego

«A Paula Elena le falló el cableado eléctrico del corazón». David Filgueiras, investigador en el CNIC y cardiólogo en la Unidad de Arritmias del Hospital Clínico de Madrid, explica de forma gráfica lo que le sucedió a la valenciana. «Se quedó ?añade? con el corazón estático», tras constatar que el suceso es bastante poco común. «Hay gente ?explica? que nace con un problema adquirido, pero que ocurra a gente de menos de 30 años y sin antecedentes es muy raro. Tiene un corazón sano, totalmente funcional, pero lo que le pasaba era que le fallaba el sistema eléctrico».

Averiguar por qué ocurren este tipo de sucesos asociados a episodios de muerte súbita es a lo que dedica su investigación el cardiólogo gallego. Y también se ha marcado un reto. «Como médico ?dice? uno de mis mayores sueños es poder desarrollar algo que se pueda aplicar a la gente, que del laboratorio se pueda llevar a la clínica, lo que es un salto complicado».

Investiga distintas patologías que pueden derivar en muerte súbita y sus consecuencias. Ya ha dado algunos pasos importantes para predecir el daño neurológico que presentan los pacientes en coma que han sobrevivido a un episodio de muerte súbita. «Es una línea ?apunta? que estamos desarrollando y que esperamos que se pueda implementar». La acción solidaria de Paula Elena lo anima a seguir en el camino. «Su ejemplo ?asegura? te motiva para hacer tu trabajo lo mejor posible y para que podamos beneficiar a otros pacientes». Es una inspiración.