Pablo Rodríguez: «Secar a madeira é o máis difícil»

SOCIEDAD

CARLOS RUEDA

La crisis del 2008 llevó a la empresa Armaior, en el municipio lucense de Quiroga, a dejar la fabricación de muebles y la carpintería para dedicarse a elaborar utensilios domésticos con un material poco común

29 ago 2019 . Actualizado a las 13:00 h.

El carpintero y artesano Pablo Rodríguez, junto con su hermano Álvaro -que compagina esta labor con la viticultura- y su mujer Ana Couto, regenta en el municipio lucense de Quiroga la empresa Armaior, especializada en artesanía en madera de olivo. La firma se dedicó en principio a fabricar muebles y a trabajar en carpintería, pero la crisis del 2008 le llevó a cambiar de rumbo. Ahora se dedica al 100 % a producir objetos con este material, sobre todo utensilios de cocina. «Decidimos probar con isto por problemas como a suba do IVE e a caída da demanda, e tivemos moito éxito», explica.

Si bien Quiroga es conocida por sus olivares, el artesano señala que solo uno 30 % de la madera de olivo que utiliza en su taller es de origen local. «A madeira de aquí é boa, pero non é suficiente para abastecernos, polo que temos que traer o resto de fóra», señala. La mayoría de sus proveedores están a lo largo del curso del Ebro, en lugares como Logroño, Teruel, Tarragona o Castellón. La materia prima procede básicamente de las podas de los olivos. Según Rodríguez, la principal diferencia entre la madera quiroguesa y las de otros lugares es que la primera contiene más agua y, por lo tanto, da más trabajo para secarla. «O proceso de secado é máis laborioso, pero a madeira ten unha tonalidade algo máis escura e un debuxo que me gusta moito», explica.

El secado de las piezas de madera de olivo requiere mucha paciencia. Una tabla de cortar de dos centímetros de grosor puede necesitar tres años hasta estar disponible para su uso. Recipientes como las tazas secan con más rapidez, pero aun así hay que esperar unos seis meses. «Secar ben a madeira é o máis difícil, é un proceso moi delicado, e hai que ter moito coidado para protexer o material da humidade e da luz ata que se estabilice», dice Rodríguez. «Por iso hai moi poucos artesáns que traballen con madeira de oliveira», agrega.

Los más demandados

La empresa elabora entre cuarenta y cincuenta modelos de piezas de diferentes usos. Las que mejor se venden, según sus fabricantes, son las tablas de cortar, las cucharas, los tenedores, las espátulas, las cucharas de miel y las ensaladeras. Y también un cascanueces de diseño propio inspirado en los tradicionales ferrados -es decir, las cajas trapezoidales que se usaban para medir el volumen de granos y semillas-, del que hay tres modelos distintos. Del taller de Armaior saen además platos, bandejas, azucareros, mieleras, mermeladeras...

Las ferias de artesanía, dice Rodríguez, son la principal vía de distribución comercial de estos utensilios. Las piezas que elabora Armaior se venden por otra parte en algunas tiendas especializadas de A Coruña, Santiago, París, Londres y Estocolmo. Los artesanos tienen también entre sus clientes habituales a los chefs de varios restaurantes dotados de estrellas Michelin. La firma cuenta asimismo con una tienda situada en la localidad de A Toca -a cinco kilómetros de Quiroga, donde está su taller-, y desde hace algún tiempo tiene además una tienda digital.