El juego, una epidemia social con la complicidad del Estado
SOCIEDAD
Como mecanismo de aprendizaje, el juego es una herramienta fundamental en la educación de nuestros adolescentes. El conflicto no está en la práctica de esta actividad como mecanismo de ocio, sino en la intencionalidad y el mensaje que transmite como modelo de negocio, regulado perfectamente por el Estado. Este es uno de los grandes problemas.
Gracias a la permisividad con la publicidad del juego público y sus estrategias de márketing, la lotería nacional y la ONCE consiguen implementar en el conjunto de la sociedad la falaz idea de que jugando pueden solucionar sus difíciles situaciones económicas. Si esto lo acompañamos de una estrategia comercial con la utilización de personajes famosos y referentes de nuestra juventud tenemos la situación actual: la normalización y socialización del juego de azar en edades muy tempranas. A los menores no hay que protegerlos, lo que tenemos que hacer es cumplir la ley y la edad mínima para jugar en España son los 18 años. Punto pelota.
No es normal que desde junio del 2012, la publicidad campe a sus anchas utilizando todos los mecanismos que están de su mano para introducir a potenciales «clientes» en su actividad sin regulación e inspección de ningún tipo. Todo basado exclusivamente en un acuerdo de buenas prácticas entre los operadores de juego y los medios de comunicación. Después de las exigencias de FEJAR y otras organizaciones de la sociedad civil se elaboró un decreto que estuvo dos años guardado en un cajón y su reedición lleva otros dos en el mismo sitio. Creemos que se debe tomar este tema en serio y afrontar medidas de prevención y fiscalización de esta actividad también para el juego público si no, este problema de salud pública no habrá quien lo frene.