«Néboa»: Óptima lección de suspense galaico

miguel anxo fernández

SOCIEDAD

RTVE

El primer episodio nos deja a todos en ascuas y despunta con particular fortuna en el aprovechamiento de Galicia en cuanto a exteriores y en sus elaborados personajes secundarios. Ortigueira vivió ayer un emocionante estreno de «Néboa»

16 ene 2020 . Actualizado a las 09:03 h.

Mucho se habla del thriller nórdico, de luz grisácea en sugerente marco ambiental por donde discurren tipos que traslucen un modus vivendi con algo de poco convencionales, sobre los que planean pasados ocultos y sombras, y casi todos con algún motivo por el que alterarán la rutina de sus vidas para provocar incertidumbre en el espectador, ya convertido en adicto, deseoso de aclarar el misterio. O si se prefiere, es un género vinculado a las contradicciones del alma, a su lado oscuro.

Néboa, la serie producida por Voz Audiovisual para RTVE y que dirige Gonzalo López-Gallego, llega para marcar una gozosa diferencia con sus precedentes y competidoras: fijará un suspense galaico, con identidad propia -en particular un entorno natural singular-, que utiliza los recursos visuales que ahora son queridos por el formato, empezando por el uso del dron, aunque con algunas salvedades, entre ellas una postproducción de color ajustada y sin pirotecnias, en favor del realismo.

No ocurría así en otras ficciones, y a la estadounidense True detective y sus periferias nos remitimos. Esa niebla bajo la que asesina el Urco se torna física, como auténticos son el mar, el cielo y el paisaje. Esta trama combina una tradición de crimen y misterio durante el entroido -cinco asesinatos por tanda en 1919 y 1989-, que ahora amenaza con repetirse en el cerrado mundo de la isla que da título a la serie, a no ser que el equipo formado por tres guardia civiles -Emma Suárez, Isabel Naveira y Nancho Novo- llegue al fondo del asunto y lo impida. Ese arcano legendario, con cabeza de lobo y cuerpo humano, al que la tradición popular atribuye los crímenes.

Si en lo tocante al guion, el primer episodio se ajustó a lo preceptivo y nos deja a todos en ascuas, hay dos aspectos en los que despunta con particular fortuna. El primero, el aprovechamiento del potencial de Galicia en cuanto a exteriores, esa isla construida a base de atinados retazos, localizados donde el océano Atlántico y el mar Cantábrico fusionan sus aguas. O Barqueiro, Cariño, Ortigueira, Estaca de Bares y otros espacios bajo ese azul peculiar que tanto fascina a los directores de fotografía y que en sí mismo es identidad de país. El segundo, un amplio abanico de elaborados personajes secundarios en la piel de buenos profesionales, que tendrán en Néboa el trampolín seguro hacia una merecida proyección exterior, aunque algunos como Morris, Prego o María Vázquez ya la tienen por mérito propio. Todo apunta a que la peripecia de la teniente Mónica y la sargento Carmela llegó para quedarse. Anoten: suspense galaico y además, del bueno.