El Gobierno financiará a un grupo gallego el desarrollo de dos vacunas contra el coronavirus

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

SCHOTT AG

Biofabri y CZ Veterinaria, con base en Porriño, fabricarán las dosis de las terapias que preparan dos equipos del Centro Nacional de Biotecnología

23 jun 2020 . Actualizado a las 00:41 h.

A finales de año, incluso en octubre, según acaba de anunciar la Universidad de Oxford, podría empezar a fabricarse la primera vacuna contra el coronavirus. Pero es probable que las primeras terapias preventivas contra covid-19 no alcancen un porcentaje de protección lo suficientemente alto,por encima del 60 %, o que su distribución en un primer momento no pueda cubrir la demanda global. Es necesario, por tanto, disponer de otras alternativas. Y, a poder ser, disponer de la infraestructura necesaria para fabricar las dosis a nivel nacional.

Es el objetivo de España, que a falta de grandes empresas dedicadas a la producción a gran escala de vacunas humanas, parece haber encontrado una alternativa en las compañías del sector veterinario. Y el mejor posicionado es el grupo Zendal, con base en la localidad pontevedresa de Porriño. El Ministerio de Ciencia e Innovación acaba de concederle una financiación de 986.227 euros a dos de sus empresas, Biofabri y CZ Veterinaria, para el desarrollo de dos vacunas españolas, que se están creando en dos laboratorios del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC). Ambos proyectos cuentan con un presupuesto total de algo más de 1.200.000 euros. El objetivo es que, al menos, se pueden disponer de la dosis necesarias para iniciar los ensayos clínicos en fase I y II, para lo que se requerirán miles de dosis. Si los candidatos a vacuna tienen posibilidades de seguir adelante, entonces será necesaria una mayor inversión. El grupo Zendal, que también lleva años trabajando en el desarrollo de una vacuna humana contra la tuberculosis, está ampliando instalaciones para asumir los nuevos retos.

El candidato a vacuna más avanzado es el liderado por Mariano Esteban, que confía en poder iniciar los ensayos clínicos en humanos en fase I a finales de año. Ya ha realizado las prueba en ratones convencionales y la terapia muestra seguridad y un buen comportamiento inmunogénico, lo que significa que es capaz de desarrollar una adecuada respuesta inmune. «En julio esperamos recibir los ratones humanizados, que contienen el receptor humano por el que el virus penetra en la célula, y también estamos a la espera de conseguir macacos para realizar pruebas, que no hay en España, por lo que estamos realizando gestiones a nivel internacional, explica Esteban. Su proyecto será desarrollado por CZ Veterinaria, para lo que ha recibido una subvención de 499.807 euros. «Necesitamos fortalecer la empresa española para que pueda desarrollar vacunas. Es muy importante que tengamos esa capacidad y el grupo Zendal, desde Galicia, lo está haciendo muy bien», destaca el investigador.

Su equipo utiliza una variante atenuada del virus que se empleó para erradicar la viruela y que se ha demostrado como totalmente seguro. Este será el vector, el vehículo que servirá para transportar al organismo los antígenos que han de desencadenar una respuesta inmune y que serán introducidos en su ADN. Estos elementos son la proteína S, minúsculos fragmentos del coronavirus, pero sin capacidad infectiva, que se acoplan al receptor de la célula y que dentro del organismo generan una respuesta inmunológica capaz de producir anticuerpos para defenderse e inactivar el patógeno.

El segundo proyecto, que acometerá Biofabri y que ha recibido una subvención de 486.420 euros, es el liderado por Vicente Larraga, también desde el Centro Nacional de Biotecnología. En este caso se trata de una vacuna de ADN recombinante. Es decir, de ADN artificial que sintetiza el propio equipo, en el que se incluyen el gen de las proteínas del virus, además d todas las señales para que las células de la persona vacunada capte ese gen, que lo produzca como propio y que sea reconocido por el sistema inmune para generar una protección. La gran ventaja que presenta frente a otros candidatos es que el vehículo ya se ha utilizado para el desarrollo de una vacuna contra la leishmaniosis de los perros, iniciativa en la que también ha colaborado, precisamente, la empresa gallega Biofabri. «La producción industrial ya está hecha, por lo que no hay que desarrollarlo y, además, se puede mejorar un poco para conseguir más dosis», explica Larraga sobre la ventaja de su propuesta. En el caso de la inmunidad que prepara el equipo de Mariano Esteban CZ Veterinaria «tendrá que desarrollar la tecnología para su producción».

El investigador destaca la experiencia de Biofabri, «el segundo grupo más importante de Europa en producción de vacunas animales». Pero ahora se le presenta un reto más importante. Fuentes de la compañía han optado, de momento, por la prudencia antes de realizar declaraciones públicas, ya que están a la espera de los permisos de la Agencia Española del Medicamento.

En el caso de la vacuna de ADN sintético que se introduce en las células para inducir protección frente a covid-19, su promotor apunta otra ventaja. «No necesita cadena de frío. El ADN es una molécula muy resistente y cuando se produce la dosis puede hacerse a temperatura ambiente».

Larraga, al igual que Esteban, confía en la experiencia de la empresa de Porriño. «Lógicamente haremos la producción con ellos —dice el primero— porque son unas personas con muchísima experiencia en la fabricación de vacunas animales y ahora también tienen una división humana para la tuberculosis. Pero como pasa tantas veces siempre miramos hacia fuera y no para adentro, cuando aquí, en Porriño, tenemos una empresa con una tecnología fantástica y con unas personas muy preparadas».