
Lo importante no son los contagios detectados, sino la tendencia. Hay que analizar bien los datos y deducir de ellos cuáles son las medidas para seguir en este estado.
24 jul 2020 . Actualizado a las 12:35 h.La gente marinera sabe distinguir entre las olas de viento y la mar de fondo, cuyo comportamiento es más imprevisible, haciendo temer los golpes de mar que puede traernos. En el covid-19 tuvimos una gran ola epidémica que, tras dos meses de desescalada, casi se extinguió en la primera semana de junio. Luego, la generalización de la fase 3 puso de manifiesto que aún quedaba mucha mar de fondo.
Sabemos que la dura realidad de esta pandemia -aun creciente y que no va a tener un remedio farmacéutico antes de un año- tenemos que afrontarla tomando medidas de control proporcionadas, para no comprometer la necesaria actividad social sostenible. No podemos engañarnos, los llamados brotes o focos son la parte visible, pero en España la continuidad de la epidemia viene determinada por la mar de fondo, es decir, por el gran número racimos de contagiados completamente asintomáticos.
Sabemos, siguiendo las cifras oficiales, que hay apenas 280.000 casos con algún síntoma detectado, mientras que el 5 % de la población, unos 2.800.000, son infectados asintomáticos. Matemáticamente, lo más probable es que un contagiado salga asintomático, siendo así también probable que haya racimos no detectados. El Ministerio de Sanidad sabe que resulta más mediático hablar de los casos anecdóticos y dejar que las comunidades den la cara. Sabemos que el número de contagios viene creciendo de forma monótona y lineal desde el 14 de junio -¡hace más de un mes!- y sabemos que eso no se controla con el uso de la mascarilla ni en función de prohibiciones y multas.
En la gráfica podemos ver los datos de Galicia comparados con los del conjunto nacional, tras haber sido normalizados en función de la población. Oyendo a los responsables de sanidad de ambos gobiernos uno diría que la epidemia se conduce ella sola, sin control consciente por parte de los gobernantes. No hay una explicación del radical cambio de pendiente tras la segunda semana de junio, ni del mucho mejor comportamiento observado en Galicia. En ningún caso podemos tener claros los valores de las consignas de actuación ¿Hasta cuantos contagios diarios pueden tolerarse?
En estas gráficas muestro el número medio de contagios diarios, obtenido a partir de los datos de las fechas de primeros síntomas que proporciona el Ministerio. Con estos datos se tiene un buen indicador de la trayectoria epidémica, siendo el dato más próximo a la fecha real de contagio real, que es válido para determinar las medidas correctoras. Son valores muy estables al ser promediados durante siete días y prescindir de los primeros días en los que hay oscilaciones producidas por los errores administrativos y la posible manipulación política. Lo importante no son los contagios detectados, sino la tendencia.
Tenemos una rotunda señal de alerta y es alarmante que el Gobierno central siga sin definir acciones coordinadas entre las distintas comunidades. A este ritmo, nos encaminaríamos al segundo 8-M (el fracaso de la Administración) lo que nos llevaría otra vez al colapso sanitario. En Galicia, la epidemia se mantiene con un ligero mar de fondo sin grandes olas. Hay que analizar bien los datos y deducir de ellos cuáles son las medidas para seguir en este estado.
Ignacio Durán es catedrático jubilado de la USC, es asesor del Grupo de Datos Nucleares de la IAEA y miembro de la colaboración CERN-nTOF.