De cómo el miedo al covid acaba con el temor a ponerse la vacuna de la gripe

María Hermida
María Hermida REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

CAPOTILLO

Hay algunas colas y, en ellas, muchos primerizos dispuestos a pincharse. ¿Sabes si estás en un grupo de riesgo y tienes que participar en la campaña antigripal?

22 oct 2020 . Actualizado a las 18:24 h.

La campaña de vacunación antigripal, como no podía ser de otra manera, arrancó este año de forma atípica; con todas las rarezas de la era coronavirus encima. En muchos ambulatorios hubo colas tremebundas a pie de calle, bien porque ya no se puede esperar dentro, bien porque hubo cierto caos para pedir citas telefónicas —el eterno cuello de botella de la Atención Primaria, donde en muchos centros de salud no cogen el teléfono y la centralita del Sergas es una pesadilla para muchos mayores, además de que a veces no da citas—. También es posible que este año sean muchas más las personas que quieren vacunarse que en anteriores campañas. A falta de datos del Sergas que así lo certifiquen, nada mejor que acercarse a un centro de salud y comprobar cómo van las cosas. La prueba del algodón se hace en Pontevedra, en el ambulatorio Virxe da Peregrina. La conclusión es clara: la gran mayoría de los que acudían a vacunarse lo hacían por primera vez y por una causa clara, el miedo a tener gripe y también coronavirus.

En la fila para vacunarse estaba Antonio. Tiene 82 años y fue celador. Lleva años siendo población de riesgo. Así que podría haberse vacunado mucho antes. Pero no lo hizo: «Yo siempre pensé que al haber sido sanitario estaba bastante inmunizado. Pero claro este año todos tenemos miedo, así que vine. Solo recuerdo haberme puesto otra vacuna, la del tétanos y porque una paciente me había arañado. Me costó venir, pero aquí estoy al final», explicaba el hombre.

También se estrenaban con los pinchazos antigripales Loli e Isidoro, de la zona de Salcedo (Pontevedra). Ella tiene 67 y él 75. Pero tampoco nunca habían hecho caso de la recomendación de la vacuna. «Non nos parecía que o da gripe fose para tanto, pensabamos que se a tiñamos a iamos resistir ben. Pero este ano co tema do coronavirus decidimos pasarnos e poñela, non sexa o demo...», indicaban, mientras señalaban que no habían tenido excesivos problemas para concertar cita y que, una vez en el centro de salud, todo fue cuestión de minutos.

Casi a la vez que ellos entraba también al ambulatorio pontevedrés Mari Carmen Gómez, que también era primeriza en la vacuna antigripal y que llegaba parapetada con mascarilla y pantalla protectora. A sus 74 años, acudía a pincharse por lo mismo que los demás: «Este año por si acaso la pongo. El miedo al bicho lo puede todo», decía esta mujer.

Pero la vacuna antigripal no solo está recomendada para los mayores. Hay otros muchos grupos de población que deberían ponérsela, como las embarazadas. Algunas de ellas, como Diana de Vilagarcía o Bibi de Pontevedra, contaban que pidieron cita y se las dieron para dentro de tres semanas y quince días, respectivamente. Además, este año hay una novedad. Se recomienda la vacunación a mujeres que hayan parido en los últimos seis meses. Una mamá viguesa contaba su caso: «Me vacuné embarazada y ahora pediré cita porque di a luz hace cinco meses y me toca volver a ponerla».

Recomendación de Sanidad

Ayer, el Ministerio de Sanidad, insistió en que este es un año especial en cuanto a la gripe por el solapamiento con la pandemia de covid-19. Así, indicó que ante la evidencia de que la mortalidad de los pacientes con coronavirus puede duplicarse cuando también están infectados por el virus de la gripe, se recomienda la vacunación antigripal a las personas que han superado o padecen el coronavirus y pertenecen a los grupos de riesgo.

¿Sabes si eres de riesgo en la actual campaña antigripal?

La campaña de vacunación antigripal 2020 se estrenó el 13 de octubre y no finalizará hasta el 31 de diciembre. Por tanto, todavía queda mucho tiempo por delante para solicitar cita y poner la vacuna. ¿Quién debe hacerlo? El Sergas, en su página web, cuenta con un portal específico de la gripe en el que se detalla toda la campaña. A continuación, algunos de los puntos claves.

¿Quién debe ponérsela?

No solo los mayores. La vacuna se recomienda a todos los mayores de 60 años, especialmente a los que cumpliesen ya 65. Pero no solo a ellos. También a personas institucionalizadas, embarazadas en cualquier trimestre de la gestación o niños de entre seis meses y dos años que hayan nacido prematuros. Igualmente, se recomienda la vacuna a personas de cualquier edad que presenten riesgos específicos. Así, por ejemplo, deberían ponérsela las personas celíacas, con enfermedades crónicas cardiovasculares, renales o respiratorias, con diabetes, con patologías neuromusculares o renales. Así como quienes padezcan cáncer, trastornos que implican disfunción cognitiva o que tengan inmunosupresión.

¿Qué novedades hay?

Puérperas y utilización de tres tipos de vacunas distintas. En la actual campaña hay dos novedades. Se está pinchando con tres vacunas distintas. Igualmente, se recomienda que se la pongan las mujeres que hayan dado a luz en los últimos seis meses.

Los sanitarios, en ruta para vacunar contra la gripe fuera de las consultas médicas

MIGUEL VILLAR

El temor al coronavirus y las aglomeraciones incentiva los desplazamientos a parroquias

pablo varela

A las puertas del local vecinal de Prados (Coles), estaba Pincho. En el primer día de la campaña de vacunación contra la gripe en la parroquia, el perro hacía cola a su manera. «E en realidade el é como unha persoa», bromeaba su dueña. En torno a treinta vecinos de las aldeas cercanas se congregaron para someterse a la inyección al mediodía de este viernes, en la ronda de desplazamientos comarcales que está llevando a cabo el personal sanitario del centro de salud de Coles. No es una medida tomada al azar. Además del temor al covid-19, médicos y enfermeras han optado por moverse a los núcleos poblacionales para evitar saturaciones en el interior de los recintos sanitarios y sus inmediaciones.

A priori, el propósito de la medida parece claro: a menos gente en un mismo espacio, menos probabilidades de hipotéticos contagios simultáneos y, a mayores, facilidades para que los vecinos, que en algunos casos superan ampliamente los 60 años de edad, se vean forzados a subirse a su automóvil. Sagrario Sevilla, enfermera en el centro de salud de Vilamarín y coordinadora de la campaña en las poblaciones del municipio de Coles, desgrana el proceso: «Este año, para organizarnos y no juntar demasiados usuarios por la pandemia, se lo ofrecimos al Concello. En colaboración con ellos y con Protección Civil, vamos a asociaciones de vecinos que tienen sus locales limpios y organizados. Y es un reto importante para la enfermería, porque implica desplazamientos ideados para evitar posibles contagios».

Chus Agregán, de 69 años y sanitaria jubilada, fue una de las primeras en dejarse caer por el local social de Prados. Lo hizo con su chaqueta de punto para combatir el frío matutino. En Coles, pese a que se detectaron casos de coronavirus, la dispersión poblacional parece aportar algo más de tranquilidad a sus residentes. «Aquí estase ben. Eu teño un piso en Ourense e nin me acordo de que o teño aí», decía Agregán. Ella se vacuna todos los años contra la gripe. «Pero tamén hai que ter en conta unha cousa. Que a cepa da gripe muta co paso dos anos, así que non sempre é a mesma», advierte.

Mientras hablaba, los vecinos iban llegando a la zona. Allí esperaba el personal de Protección Civil, soporte vital para organizar la seguridad en los recintos donde se lleva a cabo la vacunación. Uno de los participantes portaba un megáfono. «Por favor, los no convivientes que estén al menos a metro y medio de distancia entre sí. Los que vivan juntos, pues podéis seguir juntos», gritó.

En el interior del centro social, antaño un colegio, comenzaron a entrar vecinos que seguramente, en el pasado, cruzaron esa misma puerta siendo niños. La media de edad aproximada de los que acudieron a vacunarse en Prados estaba en torno a los 50 años. Algunos, como Antonio, de nacionalidad italiana y con una operación pendiente en una pierna, agradecían no tener que moverse hasta el centro de salud. «Pero también por el coronavirus. Ahora mismo, si tengo que ir a una consulta por la operación, prefiero posponerla», decía.

En A Ponte, del rural al urbano

Este jueves, unas 400 personas pasaron por el local de la Asociación Santa Teresita, en el barrio de O Vinteún, para vacunarse contra la gripe. Hasta allí se acercó personal sanitario del centro de salud de A Ponte, que este viernes repitió desplazamientos hasta el espacio vecinal de Ponte Canedo. Juan Fernández, coordinador sanitario en A Ponte, estima que al mediodía habían pasado por allí unos 190 ourensanos.

«Es impresionante lo contenta que está la gente de que vayamos a vacunar por las asociaciones. Muchos no vienen hasta el centro de salud por el miedo al virus y también porque no todos ven sencillo gestionar la cita por Internet. Algunos lo ven como un engorro», cuenta.

En este sentido, los que optaron por vacunarse en las asociaciones lo hicieron sin llamada previa. Bastaba con presentarse en el lugar. «Y una vez que llegan allí, los vamos anotando en el ordenador. Tenemos que agradecer las medidas que toman los miembros de Protección Civil para que nadie se agolpe en las inmediaciones», dice Fernández. Es la primera vez que ejecutan esta estrategia de moverse para vacunar contra la gripe en las zonas urbanas adscritas al centro de salud de A Ponte. Antaño, ya lo hacían en áreas de carácter rural como Castro de Beiro o Palmés. «Sabemos de gente que estaba haciendo cola ante el centro de salud, se enteró de que estábamos vacunando en las asociaciones, y vino hasta allí para evitar los tumultos», cuenta Fernández.

Por ahora, de todos los vecinos que ya han acudido a vacunarse, el coordinador de A Ponte estima que aproximadamente un tercio tenía menos de 60 años. Pero el reto, como ha sido siempre, no es llegar solo a la población de riesgo, sino a todos los usuarios posibles.